Los cambios han afectado a ministerios de segundo rango y ha conservado a los pesos pesados como Economía, Asuntos Exteriores, Interior y Defensa (George Osborne, William Hague, Theresa May y Philip Hammond, respectivamente). Además nombra al liberaldemócrata David Laws ministro de Educación. Con eso deja claro que no va a cambiar sus políticas.
David Cameron ha hecho oídos sordos a las críticas que han recibido algunos de sus ministros. Precisamente Laws que fue titular del Tesoro al principio de su mandato, se vió obligado a dimitir después de un fuerte escándalo sobre sus dietas parlamentarias. Ahora le concede la cartera de educación. Al titular de Cultura, Jeremy Hunt, responsable de los Juegos Olímpicos, le nombra ministro de sanidad, a pesar de verse implicado en la polémica venta de la plataforma digital BSKyB, en la que no mantuvo su supuesta imparcialidad.
Otro de los cambios importantes ha sido el del veterano político Kenneth Clarke, más de 30 años como parlamentario, y hasta ahora ministro de justicia. Ha perdido la cartera y le han nombrado... ministro sin cartera. Cameron lo necesita a su lado para tomar medidas económicas que ayuden a salir al país de la recesión. Le sustituye Chis Grayling, hasta ahora ministro de Trabajo y Pensiones. Theresa Villiers será la ministra para Irlanda del Norte, cargo que ocupaba hasta ahora Owen Paterson, que se encargará de Medio Ambiente.
La remodelación gubernamental llega en un delicado momento económico y político. La relación de los conservadores con sus socios de gobierno, los liberal-demócratas de Nick Clegg, está en las horas más bajas. El lunes, Clegg anunciaba que el gobierno había retirado el proyecto de reforma de la Cámara de los Lores, el principal compromiso electoral de su partido, y que puede costarle muy caro en las próximas elecciones.