Los mercados llevan meses esperando a que el BCE tome una decisión que debería ser decisiva contra la temida deflación, cada vez más cercana. El llamado alivio cuantitativo (QE, por sus siglas en inglés) llena de dudas a los expertos que temen que el BCE haga demasiadas concesiones al Banco Central Alemán que se opone a la medida.
El Bundesbank maniobra para retrasar la compra de bonos, suavizarla o que sean los bancos centrales los que soporten el riesgo, especialmente los de países más débiles, como Portugal o Grecia.
Según una fuente cercana al BCE todavía no se ha llegado a la solución definitiva. «En este momento la cuestión está en decidir qué y en qué dosis». Este martes se ha reunido el consejo ejecutivo del BCE, formado por seis personas, encargadas de preparar las recomendaciones para el consejo definitivo que reúne a todos los directores de los bancos centrales de los estado de la eurozona que se reunirán el miércoles.
La directora del FMI Christine Lagarde, contestó a una pregunta sobre el tema diciendo que «Cuanto más eficiente sea y cuanta más mutualización haya mejor».
Por su parte la canciller alemana Angela Merkel, le ha estado quitando leña a ese fuego. Ante la dramática pregunta de si describiría esta semana como «la del destino» del euro, contestó que en realidad hace tiempo que existe la crisis en la zona euro.
Merkel insistió en que el BCE tomará su decisión con completa independencia, aunque no ha dado detalles de su reunión con el presidente del BCE, Mario Draghi, hace una semana.
Para el Bundesbank y políticos conservadores alemanes el alivio cuantitativo es una manera de financiar a gobiernos irresponsables que no han hecho reformas y que harán que estas cargas recaigan sobre los contribuyentes alemanes.
Es la opinión de Barthle, un miembro de la democristiana (CDU) de Merkel, cercano al ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble, y uno de los euroescépticos alemanes que llevó sin éxito la medida a los tribunales, «la principal labor del BCE fue y es asegurar la estabilidad de los precios. Deberían tener esto en mente en lugar de adoptar de forma cada vez más frecuente medidas dudosas para reflotar la economía».