A comienzos de mayo habrá una nueva ronda de negociaciones entre la UE y Mercosur Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) sobre el acuerdo de libre comercio entre ambas zonas. Lo que se propone como un pacto para crear un nuevo bloque económico capaz de hacer frente al gigante chino en América Latina se ha convertido en una amenaza para varios sectores europeos que temen el impacto de masivas exportaciones del otro lado del Atlántico.
Las negociaciones entre Europa y el Cono Sur se reanudaron en 2010 con la presidencia española de la UE después de 6 años congeladas, pero poco han avanzado y las perspectivas siguen siendo malas. Esta semana, en la reunión de ministros europeos de Agricultura, Irlanda –con una poderosa industria cárnica- expresó su profunda preocupación por el efecto de la liberalización del comercio con Mercosur y pidió a la Comisión Europea que proceda con máxima cautela a la hora de hacer ofertas sin haber hecho estudios previos del impacto. Apoyaron la medida Alemania, Polonia, Holanda, Finlandia, Italia, Grecia, Rumanía, Portugal, Bélgica, Eslovenia, Austria y Francia.
El subvencionado campo europeo ve con pánico las cifras de producción de Mercosur, segundo exportador mundial de maíz y con el 20% de ganado vacuno del mundo. Los contrarios al acuerdo calculan que supondría pérdidas de 16.000 millones de euros anuales para los agricultores europeos. Además la producción de automóviles argentinos añade otra amenaza a la industria europea.
Sin embargo, otros ven enormes posibilidades para Europa y poco tiempo para actuar en un momento en que América Latina tiene índices de crecimiento económico en torno al 6% y cuando China se ha lanzado a la conquista del mercado latinoamericano, con inversiones de 20.000 millones de euros anuales. Para Europa, Mercosur es la puerta de entrada también a Brasil, una de las grandes potencias emergentes del mundo, y a Argentina, segunda economía de América Latina.
¿Quién obstaculiza el acuerdo?
La nueva ronda negociadora llega viciada de declaraciones. El comisario europeo de Comercio, Karel de Gucht, ha dicho que Argentina es el gran obstáculo: «Las medidas proteccionistas de Argentina están causando problemas y están poniendo nerviosos a nuestros exportadores, especialmente en el sector automotor . Si los argentinos no cambian de actitud, podríamos acudir ante la OMC».
El secretario de comercio argentino, Luis MaríaKreckler, acusó al comisario de politizar la negociación: «quiere politizar el proceso negociador y sus palabras demuestran la intencionalidad de dividir a los socios del Mercosur cuando Europa hasta ahora no ha logrado consensuar una oferta homogénea, especialmente en el sector agrícola».
Con todo, el comisario europeo confía en cerrar el acuerdo a finales de 1011. En dos meses ambas partes tendrán que presentar cifras concretas para negociar en un laberíntico conflicto de intereses.