«Tatuadores, tatuados», Musée du Quai Branly
París, hasta el 18 de octubre de 2015
La exposición del Museo du Quai Branly, analiza los orígenes del tatuaje y presenta el renacimiento de este fenómeno ahora permanente y globalizado. En las sociedades llamadas «primitivas», originariamente pertencientes a los mundos orientales, africanos y oceánicos, el tatuaje posee una función social, religiosa y mística y acompaña al sujeto en sus ritos de paso integrándolo en la comunidad. Por el contrario, en Occidente, se recuerda que fue señal de infamia, de criminalidad, de atracción de circo, del crimen (con el fenómeno de los side-shows (espectáculos secundarios) y, posteriormente, señal de identidad de las tribus urbanas.
Durante la primera mitad del siglo XX, se desarrolló, en los círculos marginales, y se mantuvo como un gesto clandestino hasta que los medios de comunicación lo sobreexpusieron. Actualmente, la publicidad o la moda se apoderan de sus códigos. Este enfoque geográfico y antinómico tiende hoy a desaparecer: en las sociedades tradicionales, el tatuaje ritual pierde su exclusividad ritual; en las sociedades urbanas y en el estilo de vida «occidentalizado», su carácter marginal desaparece para convertirse en un adorno corporal comúnmente compartido.
El ámbito académico ya ha examinado los valores etnológicos o antropológicos del tatuaje, antes de explorar el terreno sociológico y los significados psicológicos. Desde hace poco tiempo, los expertos estudian la popularización de la práctica en el medio urbano, que consagra el cuerpo como un lugar de autoafirmación. Pero el ámbito artístico y el de la historia contemporánea quedan aún por investir. La exposición explora todas estas áreas, brindando una nueva perspectiva sobre el tatuaje. Además de la historia del tatuaje y sólido anclaje antropológico, también pone de relieve el gesto del artista, los intercambios entre tatuadores del mundo entero y la aparición de estilos sincréticos.