«Why Poverty?» se lanzó el 27 de septiembre en la Organización de las Naciones Unidas, y es administrada por Steps, una entidad con sedes en Dinamarca y Sudáfrica. No busca recaudar dinero o impulsar una solución única a la pobreza mundial, sino dar pie a discusiones sobre todos los aspectos posibles de la pobreza.
En su colaboración, el cineasta sueco Bosse Lindquist aborda el ángulo de la caridad, con un documental titulado «Give Us The Money» («dame el dinero»).
Hablamos con Lindquist sobre el filme y el hecho de que ponga su mirada en las estrellas de rock irlandesas Bob Geldof y Bono, que han pasado años defendiendo a los más pobres.
¿Cómo se le ocurrió la idea de la película?
Bosse Lindquist.- Me invitaron la BBC, SVT y los otros editores encargados, para que echara una mirada a la solidaridad y al desarrollo. Tras haber explorado el mundo de los famosos, me di cuenta de que Geldof, que inició de muchas maneras la participación de las celebridades en la lucha contra la pobreza, era uno de los pocos actores consistentes a largo plazo.
Es activista desde 1984, cuando empezó recaudando dinero para las víctimas de la hambruna, y luego trabajando por un cambio de sistema. Pronto quedó claro que Bono se le unió en esta lucha ya en los años 90, y que estos muchachos, cooperando con muchos otros individuos y organizaciones, han conseguido cantidades bastante destacables. Y todavía lo hacen.
Los conciertos y las campañas iniciadas por artistas como Bono y Geldof, ¿lograron ayudar a los pobres?
BL.- Sí. Dicho esto, también es importante mencionar que no hay estudios científicos que muestren exactamente qué impacto han tenido. Lamentablemente, lo mismo ocurre con la incidencia general de la ayuda para el desarrollo económico en África. Estos son asuntos muy complicados, que dependen de múltiples factores.
De todos modos, me queda claro que Bono y Geldof jugaron un papel importante para conseguir que en 2005 se cancelara la abultada deuda de África con el mundo rico.
También, Bono y Geldof ayudaron al presidente Bush (2001-2009) a crear el Pepfar (Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida) y a hacer que el mundo rico financiara la GAVI (iniciativa mundial para la vacuna del sida).
Estos dos proyectos, juntos, han financiado una gran parte de los fármacos que salvan vidas y que actualmente llegan a ocho millones de africanos infectados con el virus de inmunodeficiencia humana.
¿Puede una superestrella rica y blanca convertirse en portavoz de los pobres de África?
BL.- Bono y Geldof se han vuelto hábiles defensores y participan en lobbys que trabajan para conseguir mayores recursos para los extremadamente pobres de África, así como por un cambio de sistema en el ámbito mundial para lograr que se dicten leyes importantes respecto de la transparencia de la ayuda. Pero portavoces, ¡no! Ese trabajo deben hacerlo africanos.
¿Cuánto del activismo de los artistas se hace para potenciar su imagen y cuánto para ayudar?
BL.- Muy pocas celebridades participan en actividades solidarias para beneficiar su quehacer artístico. No he hallado pruebas de que Bono o Geldof hagan esto. Pero, por supuesto, su genuino activismo sin duda no daña su imagen ni sus ventas récord de discos.
El 20 por ciento de los países más ricos consumen el 80 por ciento de los recursos naturales del mundo. Mientras que unos viven en el lujo absoluto, otros pasan hambre. ¿Es posible lograr la igualdad?
BL.- Simplemente debemos trabajar por un mundo más justo y equitativo. Cualquier otra cosa sería injusta. También, esta es la única manera, si queremos hacer un mundo más pacífico y seguro. Creo que esto también es un requisito para hacer que todos aunen esfuerzos y combatan los peligros ambientales y el calentamiento planetario.
¿Cómo podemos lograr esto?
BL.- El combate tiene que desarrollarse en numerosas plataformas. Una lucha muy importante tiene que ver con aprobar leyes que contrarresten la corrupción y el robo en las transacciones entre países con recursos minerales o agrícolas y los compradores en el mundo rico.
Otra lucha enorme tiene que ver con dar acceso a la educación a cada niño y niña sobre la Tierra. Y una tercera lucha, obviamente, es para garantizar que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.
¿Qué opina sobre el concepto de la «trampa de la ayuda», teoría según la cual los países pobres se vuelven dependientes de la asistencia exterior?
No es tanto que los países más pobres se vuelvan dependientes, sino más bien que los funcionarios de sus gobiernos se vuelven dependientes. Hay un elemento corruptor en todas las grandes transferencias de efectivo, y hay un peligro constante de que la gente se vea seducida por esto.
Pero el hecho de que tal «trampa de la ayuda» exista sin duda no es motivo para frenarla. Aunque sí es un motivo muy fuerte para reclamar transparencia en relación a cuánta ayuda se da y se distribuye, con medios inherentes para que los propios receptores controlen cómo se administra el dinero que se da a un país.