La esperanza de vida no hace sino aumentar y los integrantes de la tercera edad representan una porción cada vez más extensa de la población. ¿Pueden ayudar las tecnologías a cuidar de nosotros mismos y de nuestros amigos y parientes mayores? ¿Podríamos aprender a convivir con robots y a ser vigilados por sensores? Los artífices de un proyecto de investigación de la UE están convencidos de que sí, han creado un robot que cuida ya a varios ancianos.
El envejecimiento de la población está cambiando la dinámica de la sociedad y también la economía. Para 2050 no serán cuatro, sino dos tan solo, los europeos en edad de trabajar por cada persona mayor de sesenta y cinco años. En un plazo de una década, se calcula que Europa se verá obligada a cuidar de ochenta y cuatro millones de personas aquejadas de afecciones derivadas del envejecimiento.
La demanda está poniendo a prueba los límites de los servicios de atención de numerosos países. La tecnología podría ofrecer soluciones útiles. En palabras del Sr. Von Rump director ejecutivo de Giraff Technologies AB: «Hoy en día se calcula que en la UE hay cinco millones de hogares donde viven ancianos que reciben servicios de atención formales, y la cifra asciende a doce millones a escala mundial. Esas cifras, además, se multiplicarían por más de dos si se contaran los ancianos que no reciben cuidados formales pero estarían dispuestos (o sus familiares lo estarían) a pagar un servicio de teleasistencia que les permitiera vivir más tiempo en su hogar».
GIRAFF+: un cuidador robótico en el hogar
GIRAFF+ es un proyecto de investigación apoyado por la UE cuyo cometido es probar si una red de sensores en cooperación con un robot permitiría a personas ancianas llevar una vida más independiente y segura y disfrutar de relaciones sociales desde su vivienda. La estrella del sistema es Giraff, un robot de telepresencia. Se desplaza por la vivienda de la persona y es capaz de interactuar con sus familiares, amigos y profesionales sanitarios por videoconferencia.
El sistema de GIRAFF+ está equipado con sensores repartidos por la casa y por dispositivos ponibles. Dichos sensores se han diseñado para que detecten actividades como cocinar, dormir o ver televisión, pero también aportan información de tipo médico como la tensión arterial y la temperatura corporal. Así, permiten que los cuidadores del individuo interesado puedan vigilar a distancia su bienestar y detectar si se ha producido una caída.
Una de las usuarias del prototipo de GIRAFF+ es Lea Mina Ralli, de noventa y cuatro años, quien escribió en su blog: «Me preguntan por qué no me voy a vivir con mi hija, pero ella tiene a mis nietos y muchas otras responsabilidades. Pero con este asistente tan valioso, al que llamo «Sr. Robin», veo con mayor tranquilidad los años venideros, y lo mismo les ocurre a mis hijos y nietos».
El mercado al alza de las tecnologías de asistencia
Según informó Amy Loutfi, coordinadora del proyecto: «El sistema se instalará en quince viviendas antes del fin de 2014. Hasta ahora disponemos de seis casas en Europa (dos en España, dos en Suecia y otras dos en Italia) donde los ocupantes han convivido con el sistema GIRAFF+. Nos encontramos a mitad de las evaluaciones, pero ya vemos que los distintos usuarios valoran de diversas maneras los diferentes aspectos del sistema. Ello nos enseña que no existe un enfoque único para todos en relación con esta tecnología doméstica, y que ésta debe ser adaptable y también ajustarse a las necesidades del usuario».
Según Von Rump, se prevé que el sistema se produzca a escala comercial el año próximo y se pueda contratar mediante un desembolso inicial y una cuota mensual que lo haría competitivo si se compara con el coste elevado y cada vez mayor de ingresar en una residencia.
En conjunto, los europeos mayores de sesenta y cinco años tienen a su disposición unos ingresos superiores a tres billones de euros, y buena parte de esa suma irá a parar a sectores de la economía dedicados a los cuidados. En opinión de Stephen Von Rump, el mercado de la UE relativo a robots y otros dispositivos que ayudan a cuidar de los ancianos tendrá un valor de 13.000 millones de euros en 2016, y al menos de 14.500 millones de euros en Estados Unidos.
Ver el vídeo del Sñr. Robin y la anciana Lea