En su informe, S&P considera que el Plan de Reforma del gobierno italiano «probablemente hará poco para mejorar el rendimiento económico de Italia, en el contexto del endurecimiento de las condiciones financieras y del programa de austeridad fiscal».
Pero además, la poca confianza en las medidas de Roma tiene una motivación política: «La frágil coalición de Gobierno y las diferentes políticas dentro del Parlamento probablemente continuarán limitando la capacidad del Gobierno para responder decididamente a los desafíos domésticos e internacionales».
La agencia de medición de riesgos entiende que las previsiones de crecimiento de la economía italiana se han debilitado y que el ritmo de actividad económica se reduce, por lo que será difícil alcanzar las metas fiscales propuestas por el gobierno.
El primer ministro, Silvio Berlusconi, asegura que la medida de S&P no refleja la realidad: «parece dictada más por las informaciones de periódicos que por la realidad y parece influida negativamente por las consideraciones políticas».
La decisión de la agencia añade un elemento más de incertidumbre al posible contagio griego a otros países periféricos de la eurozona. España, Irlanda, Grecia y Chipre también han sufrido rebajas de calificación en los últimos meses.