S&P además pone un añadido de perspectiva negativa a la nueva calificación belga, por la poca credibilidad del país, que hace temer que el sector financiero necesite más apoyo del gobierno. La agencia de rating considera limitada la capacidad de las autoridades del país para hacer frente a las presiones externas e internas, tras los repetidos fracasos para formar gobierno.
Esta semana, el encargado de formar un nuevo gabinete, el socialista Elio di Rupo, renunció a esa tarea ante las dificultades para cerrar el presupuesto de 2012 entre los seis partidos que formarían el ejecutivo. El rey Alberto II no aceptó la dimisión y previsiblemente se reanudarán las conversaciones políticas.
El gobierno en funciones de Yves Leterme ha tomado varias medidas para frenar la crisis financiera y Bélgica ha conseguido reducir su déficit del 5,8% en 2009 al 4,1% en 2010, por encima del objetivo previsto.
Sin embargo, la deuda pública asciende a 355.500 millones de euros, es decir, el 97% del PIB y se teme que pueda superar el 100%. La prima de riesgo belga está en 361 puntos, con una rentabilidad del 5,891%.