«Creemos que, en un entorno de recesión económica, la trayectoria presupuestaria de España probablemente se deteriorará con respecto a nuestras previsiones de enero de 2012», dice un comunicado de S&P. De hecho, la agencia rebaja sus anteriores pronósticos de crecimiento del PIB español y ahora prevé una contracción del 1,5% este año y el 0,5% el siguiente, como consecuencia de la caída de la demanda interna y de la consolidación fiscal.
Por eso, Standard & Poor's no confía en que se cumplan ni siquiera los objetivos de déficit, revisados por el gobierno de Rajoy, y responsabiliza a las comunidades autónomas de «las desviaciones presupuestarias». Sin embargo, se reconoce «el esfuerzo importante» que está llevando a cabo el ejecutivo central, afirma que la economía se está requilibrando y alaba la reforma laboral española, aun sin confiar en que estabilice el mercado de trabajo.
Pero con la de cal, la de arena y S &P avisa que, si la recesión se pronuncia con un peor escenario, la deuda neta española superaría el 80% del PIB y eso llevaría consigo una nueva rebaja de la calificación crediticia.
El tercer nubarrón está en el sector financiero, que la agencia de calificación de riesgos ve deteriorarse. «El sistema bancario comercial español ha aumentado bruscamente su dependencia de las fuentes de financiación oficial hasta un nivel considerablemente mayor del que anticipamos en enero». Ahora cree que es cada vez mayor la probabilidad de que la banca española necesite apoyo económico y fiscal del gobierno.