Según explicó el activista, a primera hora de la mañana del 5 de febrero (apareció el 15 de febrero), más de una docena de hombres, algunos vestidos con uniforme de la policía y otros de civil, irrumpieron en su domicilio y se lo llevaron sin su consentimiento.
«Nos preocupa que el destacado activista por los derechos humanos, Kareem Khan, pueda haber desaparecido para impedir que declare en el extranjero sobre los ataques de aviones no tripulados estadounidenses en Pakistán», explicaba Isabelle Arradon, directora adjunta del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional, días antes de que apareciera de nuevo en su casa el 15 de febrero. El hermano y el hijo de Kareem Khan murieron en el ataque de uno de estos vehículos aéreos estadounidenses en diciembre de 2009.
Khan había presentado un escrito ante los tribunales paquistaníes solicitando el enjuiciamiento de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense por los homicidios. También ha demandado al gobierno paquistaní por su presunta inacción a la hora de investigar de forma efectiva la muerte de su hijo y de su hermano.
«La desaparición de Kareem Khan pone de relieve la inquietante tendencia de atacar a quienes se atreven a hablar públicamente de los derechos humanos en Pakistán y suscita honda preocupación por la posible continuidad de la complicidad de este país con el programa estadounidense de aviones no tripulados», denuncia Isabelle Arradon. Las autoridades policiales han negado su implicación en la desaparición de Kareem Khan y que hayan presentado cargos formalmente contra él. Sin embargo, su desaparición es congruente con otros casos documentos por Amnistía Internacional de desaparición forzada en Pakistán de activistas pacíficos y presuntos terroristas.
Para Arradon, «en lugar de silenciar a activistas pacíficos, Pakistán debe realizar investigaciones creíbles para determinar quién está tras la desaparición de Kareem Khan, garantizando que los sospechosos comparecen ante la justicia en juicios justos sin recurso a la pena de muerte».
El gobierno paquistaní y otros gobiernos implicados, incluido el de Estados Unidos, deben garantizar asimismo que las víctimas de los ataques de aviones no tripulados estadounidenses pueden acceder a la justicia y a una reparación. «Deben revelar la información que retienen sobre los programas secretos».
La ONG de defensa de los derechos humanos pide que cualquier persona sometida a desaparición forzada, recluida en secreto o detenida arbitrariamente sea puesta en libertad a menos que sea acusada formalmente de un delito reconocible y juzgada sin dilación en un juicio justo con arreglo a las normas internacionales. Las personas contra las que existan pruebas admisibles suficientes de su responsabilidad en desapariciones forzadas deberán responder de ello ante la justicia en juicios justos sin recurso a la pena de muerte.
Amnistía internacional publicó en octubre de 2013, un informe titulado «Will I be next? US drone strikes in Pakistan», uno de los estudios más completos realizados hasta la fecha sobre el programa estadounidense de vehículos aéreos no tripulados desde la perspectiva de los derechos humanos. AI ha planteado su preocupación por el programa estadounidense de aviones no tripulados en Pakistán, ampliamente incontrolado, en el que han perdido la vida decenas de civiles, niños y ancianos incluidos.
En público, las autoridades paquistaníes afirman oponerse al programa estadounidense de aviones no tripulados. pero a las ONG les preocupa el hecho de que ciertas autoridades e instituciones de Pakistán y de otros países, como Australia, Alemania y el Reino Unido, puedan estar ayudando a Estados Unidos a realizar ataques con aviones no tripulados, algunos de los cuales constituyen violaciones de derechos humanos.