«Sorolla y Estados Unidos», Fundación Mapfre
Madrid, hasta el 11 de enero de 2015
La exposición «Sorolla y América», presenta una nueva mirada sobre el pintor, mostrando su gran triunfo en los Estados Unidos. Se trata de una oportunidad excepcional que reúne una parte fundamental de la producción del artista valenciano, localizada en Estados Unidos.
Desde los inicios de su carrera, Sorolla se sintió un pintor internacional. La exposición inicia su recorrido mostrando cómo, años antes de la llegada del pintor a Estados Unidos, algunas de sus obras más importantes ya formaban parte de las colecciones norteamericanas. Varias de estas pinturas, como Puerto de Valencia o El algarrobo, llegaron de la mano de dealers europeos que adquirieron obra en las exposiciones de París, Múnich, Berlín o Londres. Las más importantes, sin embargo, llevaban consigo premios y honores: en 1893, ¡¡Otra Margarita!! obtuvo la medalla de honor en la World's Columbian Exposition de Chicago y fue adquirida por Charles Nagel, quien la donó al museo de la Washington University de San Luis; en 1903 llegaba a Nueva York ¡Triste herencia!, ganadora del Grand Prix de la Exposición Universal de París de 1900 y finalmente donada a la iglesia de la Ascensión de Nueva York. Ambas pinturas, que también habían recibido los máximos galardones en España, no fueron, sin embargo, adquiridas por el Estado español, como era habitual, y encontraron su lugar en Estados Unidos.
Estas importantes obras tempranas ponen de manifiesto cómo el estilo del pintor se va forjando dentro de las grandes tendencias de la pintura que presidía los certámenes artísticos europeos. El realismo social, presente en los asuntos de las principales pinturas de este momento —en el caso de ¡¡Otra Margarita!!, una madre infanticida custodiada por una pareja de la Guardia Civil; en el de ¡Triste herencia!, unos niños minusválidos bañándose en el mar sanador bajo la atenta mirada de un hermano del hospital de San Juan de Dios—, dominaba los temas de moda. Desde el punto de vista estilístico, la sabia combinación entre la influencia de Velázquez y las maneras de los artistas nórdicos permitió a Sorolla a construir un estilo único, soberbio y original.