«Esos logros siguen siendo frágiles y pueden anularse sin un apoyo continuado» advierte Mark Bowden, coordinador humanitario de las Naciones Unidas para Somalia. De los cuatro millones de personas que había el pasado julio en grave crisis cuando la ONU decretó el estado de hambruna se ha pasado a 2,34 millones.
El director de la FAO José Graziano da Silva, advierte de que si no se continua con la ayuda a esas personas «no sobrevivirán y volverá la hambruna» y ha continuado diciendo que «tenemos menos de cien días para evitar una nueva hambruna en la región».
La crisis alimentaria en Somalia ha costada la vida a decenas de miles de personas de las que más de la mitad eran niños menores de cinco años.
La retirada de la declaración de hambruna coincide con el regreso después de 17 años de ausencia a la capital, Mogadischo, de un representante especial de Naciones Unidas, Augustine Mahiga. La presencia en el terreno permitirá una mayor cercanía a las instituciones, a la sociedad civil, a las organizaciones no gubernamentales y en general a tener un conocimiento más directo de la situación.
Desde 1991, cuando fue derrocado Mohamed Siad Barre, no hay un gobierno efectivo en Somalia, en la actualidad hay un débil gobierno de transición en constante enfrentamiento con las milicias islamistas. La violencia, el hambre y la sequía han expulsado a cientos de miles de somalíes de sus hogares, muchos de ellos han tenido que refugiarse en campos habilitados en países fronterizos. Las milicias han impedido que las organizaciones internacionales pudieran llegar en muchas ocasiones hasta los damnificados y ha expulsado y hostigado a muchas de ellas.
Las copiosas lluvias de octubre a diciembre han permitido que la cosecha haya sido una de las más abundantes de los últimos años, en consecuencia los precios de los cereales han bajado. Esto no quiere decir que la crisis haya pasado. En todo el Cuerno de África 9,5 millones de personas siguen necesitando ayuda de emergencia. En Somalia, Kenia, Etiopía y Djibuti pasa hambre 9,5 millones de personas, 3,5 millones menos que en los momentos más duros del pasado año, pero son muchos millones.