Mejorar la situación de los gitanos en la UE es fundamental para que esta minoría, la más numerosa de todo el continente, no sufra situaciones como las del verano pasado cuando Francia deportó a 700 gitanos a sus países de origen, a pesar de ser ciudadanos de la UE, o el año anterior cuando deportó a 10.000.
La Comisión Europea se comprometió a tomar medidas y este martes ha presentado un Marco Europeo de Estrategias Nacionales de Integración de los Gitanos que marca las políticas que los veintisiete deben seguir en esta materia y ayuda en la movilización de los fondos disponibles para apoyar los esfuerzos de inclusión. El Marco se fija sobre todo en la educación, empleo, asistencia sanitaria y vivienda.
Los gitanos europeos viven en condiciones socioeconómicas considerablemente peores que el resto de sus conciudadanos. Según una encuesta reallizada en seis países de la UE (Bulgaria, Letonia, Rumania y Eslovaquia), solo el 42% de los niños gitanos terminan la enseñanaza primaria, cuando la media europea es del 97,5%, en cuanto a la enseñanza secundaria solo el 10% accede a ella.
Viven en infraviviendas que a menudo carecen de agua corriente y electricidad. También en cuanto a salud hay diferencias, la esperanza de vida de los gitanos es 10 años inferior a la media de la UE, 76 años para los hombres y 82 para las mujeres.
En el trabajo, las tasas de desempleo y de discriminación son mucho más altas que entre el resto de europeos y sin embargo son un potencial de trabajo importante para algunos países. Uno de cada cinco recién llegados al mercado laboral en Rumanía es gitano. Estudios del Banco Mundial dicen que la plena integración de los gitanos podría suponer unos 500 millones de euros anuales para las economía de algunos Estados miembros, al mejorar la productividad, disminuir la ayuda social e incrementar los ingresos fiscales.
A finales de 2011 los Estados miembros tienen que presentar sus propios planes nacionales para la integración de la minoría gitana, especificando de qué manera los van a poner en marcha y la forma en la que van a utilizar los Fondos Estructurales y el Fondo Europeo Agrícola y de Desarrollo Rural para llevar adelante los programas específicos. Solo cinco países de los veintisiete utilizan esas ayudas: España, 47 millones de euros en el periodo 2007-20014; República Checa, 43 millones de euros; Rumania, 38 millones de euros, Eslovaquia, 26 millones de euros y Polonia 22 millones.