España, Reino Unido, Francia y Alemania, han convocado a los embajadores egipcios en esos países para transmitirles la preocupación por los acontecimientos en el país norteafricano, donde, según los últimos datos oficiales, han muerto 638 personas y hay más de 3.717 heridos.
François Hollande, presidente francés, ha pedido el "cese inmediato" de la represión y ha subrayado que debe evitarse una guerra civil. Alemania ha creado un equipo de crisis para atender a sus ciudadanos en ese país y ha pedido que los que viajen o se encuentren en Egipto "extremen las precauciones". El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha pedido una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU. China, ha pedido "moderación" al gobierno y Estados Unidos insiste en que se "levante cuanto antes" el estado de emergencia.
La presidencia egipcia ha decretado un mes de estado de emergencia a partir de primeras horas de la tarde del miércoles, eso le permite sacar al ejército a la calle para apoyar a la policía en la brutal represión que está teniendo lugar contra los partidarios del derrocado presidente Mursi.
El gabinete interino instaurado por los militares ordenó poco después del amanecer el asalto de la plaza Rabaa en la que desde hace semanas permanecen los partidarios del derrocado presidente salido de las urnas.
Vehículos blindados han entrado en la plaza mientras el aire se hacía irrespirable por los gases y sonaban disparos. Mientras que el gobierno ha emitido un comunicado en el que alaba el «autocontrol» de las fuerzas de seguridad y las pocas bajas, que dicen se han ocasionado teniendo en cuenta el gran número de personas que había en la plaza «y el volumen de las armas y la violencia dirigidos contra las fuerzas de seguridad».
Los egipcios están escarmentados del estado de emergencia, Hosni Mubarak, lo impuso temporalmente en 1981 y siguió en pie durante 30 años. Terminar con el estado de emergencia fue una de las demandas fundamentales del levantamiento que terminó con el gobierno de Mubarak el 11 de febrero de 2011.
El gobierno dice que las bajas han sido poco más de 100, mientras que los partidarios de Mursi hablan de muchos más. Periodistas occidentales han contado al menos 124 muertos en una morgue cercana a la plaza, muchos con impactos de bala. Los servicios sanitarios están colapsados.
Están suspendidas las conexiones ferroviarias con El Cairo. Hay informaciones que señalan enfrentamientos en diferentes barrios de la capital y en otras ciudades.
Los partidarios de Mursi han incendiados tres iglesias coptas en la ciudad de El Menia. Entre el 6 % y el 10 % de la población egipcia es de religión copta y han tenido una participaciíon muy activa en el derrocamiento de Mursi.
Estados Unidos, que financia al ejército egipcio ha «condenado con fuerza» la violencia que las fuerzas de seguridad están ejerciendo y el estado de emergencia. Turquía por su parte, que ha estado desde el principio en contra de la caída de Mursi ha hecho un llamamiento al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a la Liga Árabe para que pasen «a los hechos de inmediato para detener la masacre».
En un comunicado la jefa de Exteriores de la UE, Catherine Ashton, ha pedido «la máxima moderación posible». El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, considera que las muertes de El Cairo «no son aceptables».
Por su parte, Irán lamenta «la masacre de la población» y advierte de la posibilidad de una guerra civil en el país.
El vicepresidente egipcio, Mohamed el Baradei, ha renunciado este miércoles a su cargo. En su carta de dimisión dice que "ha llegado a ser difícil para mi continuar al frente de la responsabilidad de tomar decisiones con las que no estoy de acuerdo y de las que temo sus consecuencias". El Baradei, premio Nobel de la Paz y exdirector del organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), llevaba como vicepresidente desde el pasado 3 de este mes de agosto.