Ashton ha destacado la «determinación» y «valentía» que han mostrado las delegaciones de ambos países para lograr normalizar sus relaciones. Este lunes los primeros ministros de Kosovo, Hashim Thaçi y de Serbia, Ivica Dacc, han sellado el acuerdo. El punto más conflictivo es la compleja situación del norte de Kosovo, donde la mayoría serbia (unos 50.000) no reconoce la autoridad de Pristina y mantiene un poder paralelo. Uno de los acuerdos es que se pueda dar cierta autonomía a esa zona del país.
Tras el acuerdo los representantes de los 27 Estados Miembros han dado el visto bueno al inicio de negociaciones con Serbia. El primer ministro Thaçi ha destacado que «hemos crado las negociaciones para la celebración de unas elecciones libres en el norte, a lo que invitamos a la OSCE». El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha dicho estos días que su organización iba a contribuir, «si es necesario, para asegurarse de que esta negociación puede concluir con un resultado positivo, que espero ver muy pronto».
Kosovo se separó de Serbia en 1999, después de 11 semanas de bombardeos de la OTAN huelgas para detener la matanza y expulsión de personas de etnia albanesa por las fuerzas serbias que libran una campaña de contrainsurgencia bajo tarde Slobodan Milosevic.
Kosovo declaró su independencia en 2008 y es reconocido por más de 90 países, entre ellos Estados Unidos y 22 de los 27 miembros de la UE. Sin embargo, su desarrollo se ve obstaculizado por una partición étnica entre el 90 por ciento de mayoría albanesa y el bolsillo serbia del norte, donde Belgrado todavía tiene un agarre frágil.