BELGRADO (IPS) - Parte del sudeste de Serbia se encuentra sobre 2.000 millones de toneladas de petróleo de esquisto, que en la próxima década podrían procesarse y generar unos 60.000 millones de dólares, según los expertos.
Además, la introducción y puesta en marcha de la tecnología suficiente para convertir el crudo en derivados podría generar entre 120.000 y 180.000 millones de dólares, de acuerdo con estudios realizados por institutos nacionales e internacionales y por el Ministerio de Ambiente y Minería de Serbia, que ha guardado este secreto cuidadosamente hasta primeros de este mes.
«Nuestro objetivo es introducir la tecnología internacional más moderna» para explotar este recurso de modo que se «mejore significativamente el equilibrio energético de Serbia», dijo el ministro de Ambiente y Minería, Oliver Dulic, en una visita al poblado de Aleksinac, unos 210 kilómetros al sudeste de Belgrado.
Esa localidad y las minas de carbón aledañas, que fueron cerradas desde que en los años 80 un desastre se cobró las vidas de 90 hombres, yace sobre la mayor parte de las reservas de petróleo de esquisto. «Según nuestras estimaciones, el petróleo de esquisto podría explotarse durante varias décadas, con una producción anual de entre 500.000 y 600.000 toneladas de crudo, 100 megavatios de electricidad y suficiente energía térmica para dar calor a Aleksinac y a las aldeas vecinas», agregó Dulic.
Ansias de crecimiento
En los últimos años, Serbia apenas si ha podido mantenerse a flote con los embatess de la crisis económica mundial, pagando el precio de una mejora económica moderada con un alto desempleo y modestos salarios. El desempleo se disparó hasta afectar al 23,7 por ciento de la población económicamente activa en noviembre de 2011, casi cinco puntos porcentuales más que en 2010. Se trata de la mayor tasa de paro registrada desde que en 2000 fue derrocado el dictador Slobodan Milosevic, dijo este lunes la Oficina Nacional de Estadísticas.
Un desglose de los datos reveló que la población joven es la que más sufre, con un desempleo del 51,9 por ciento para el grupo de entre 15 a 24 años y el 32 por ciento para los de entre 25 a 34 años. Pero el descubrimiento de los depósitos de esquisto promete dar impulso a la economía. Dulic dijo que «varios miles de personas tendrán empleo» una vez que la operación esté en marcha, con una inversión de entre 700 a 800 millones de dólares.
La visita de Dulic a Aleksinac tuvo lugar después de que los medios realizaron una extensa cobertura sobre el descubrimiento de estas reservas en esa localidad pequeña y pobre. Ahora se reconoce a esa aldea como la frontera de lo que muchos esperan será una Serbia más rica, cuando el dinero del petróleo empiece a fluir hacia las arcas estatales y municipales.
El lado sucio del progreso
Aunque se celebre esta riqueza inminente, varios expertos alertan de que tiene un lado oscuro que la población ignora: el método de extracción del esquisto es «la tecnología más sucia» del mundo, con impactos ambientales destructivos e irreversibles. Una historia larga y sangrienta ha dejado a la mayor parte de los serbios o bien apáticos o bien inconscientes sobre los problemas ambientales.
Primero, en los años 90, fueron las guerras de secesión de la ex Yugoslavia. Luego, 10 años de sanciones económicas, aparejadas con el bombardeo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Serbia, en 1999. Todo esto diezmó la economía y creó una ciudadanía sobrecargada por los problemas financieros. De hecho, los medios de comunicación serbios han prestado poca atención a la controversia existente en torno a la explotación del petróleo de esquisto o a las cada vez más críticas en su contra.
Pero no hay dudas en cuanto a que el proyecto extractivo propuesto será peligroso para el medio ambiente. El petróleo de esquisto se obtiene a partir de una roca sedimentaria que contiene un material bituminoso sólido llamado querógeno. Este se libera en forma de un líquido similar al petróleo cuando la piedra se calienta, ya sea de modo subterráneo o en complejos sobre la tierra, mediante el proceso químico llamado pirólisis. El proceso desprende un vapor que, al enfriarse, se convierte en petróleo de esquisto líquido, o no convencional, que luego se procesa y se usa para una serie de actividades económicas.
Según el profesor Dejan Skala, de la Facultad de Tecnología de Belgrado, «los problemas ambientales (causados por la extracción de esquisto) son enormes, particularmente en el caso de la explotación subterránea, dado que las aguas subterráneas están muy contaminadas». La explotación en la superficie, que prácticamente es minería a cielo abierto, también es muy problemática, sostiene, dado que requiere que la roca se caliente a temperaturas increíblemente altas en instalaciones especiales, dejando el área circundante con un aspecto muy parecido al de un paisaje lunar.
A menudo, el suelo queda demasiado contaminado para albergar vegetación, y toda la diversidad del ecosistema local se destruye. Las enormes cantidades de agua consumida por las plantas procesadoras requieren la construcción de piletas de deposición protegida. Esas instalaciones también generan grandes cantidades de dióxido de carbono, que contribuyen de modo significativo al calentamiento del planeta. «Esos procesos no deberían realizarse (en o) cerca de áreas densamente pobladas», alerta Skala.
Según el periodista ambiental serbio Zoran Majdin, «la minería de petróleo de esquisto exige una seria preocupación ambiental debido al uso (descuidado) de tierras y agua, a la (insuficiente) eliminación de desechos y manejo de aguas residuales, las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación aérea de la que la población es completamente inconsciente». «Hasta ahora, a la gente (solo le preocupa) el progreso económico asociado a la extracción petrolera», agregó.
A los residentes de Aleksinac les atemoriza particularmente el proyecto, y las conversaciones sobre el petróleo de esquisto han comenzado a dominar la vida cotidiana en esta pequeña localidad. «Es tiempo de que alguien haga algo por esta parte de Serbia», dice Vladan Milosavljevic, de 60 años, uno de los 5.000 mineros que trabajaban en las minas de carbón de Aleksinac, principal fuente de trabajo en este pueblo de unos 17.000 habitantes hasta el desastre de 1989. Desde que se cerró la mina, el lugar quedó sumido en la pobreza, «pero el petróleo de esquisto genera nuevas esperanzas», agregó.
Ante una pregunta sobre los riesgos ambientales, Milosavljevic no se mostró preocupado. «Sobrevivimos al bombardeo de la OTAN (en 1999); podremos sobrevivir a otras muchas cosas».