En año Bruselas pone el punto de atención en la planificación urbana, con el fin de que los ciudadanos participen en las decisiones que toman las autoridades locales. «La Semana Europea de la Movilidad apoya la creación de zonas peatonales y de infraestructura para las bicicletas, así como la mejora del transporte público, además de reunir a las comunidades locales. Hacemos un llamamiento a las ciudades para que se sumen a nosotros a la hora de tomar las decisiones correctas en favor del transporte público, un espacio vial compartido y una movilidad fluida para todos», ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea, Siim Kallas.
La intención es que se elaboren planes de movilidad urbana sostenible consultando a las empresas y la sociedad civil con el convencimiento de que se puede impulsar el rendimiento económico de las ciudades y mejorar la calidad de vida, al eliminar atascos, emisiones contaminantes, ruidos y accidentes de tráfico.
Pero la UE no tiene competencias para obligar a los ayuntamientos y la iniciativa queda en una simple recomendación. La prueba es el penoso espectáculo de los famosos «días sin coches» con calles y carreteras llenas de vehículos. «A todos nos frustran la congestión del tráfico, el ruido y la contaminación y conocemos el riesgo de accidentes de tráfico, pero, con bastante frecuencia, nuestras buenas intenciones no se traducen en una movilidad sostenible», reconoce Kallas.
Así que la experiencia se queda en declaración de intenciones. Pero por ánimo que no quede. El comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, insiste también en que «adoptar un sistema de transporte sostenible y eficiente ayudará a aumentar la movilidad y, al mismo tiempo, disminuirá la contaminación y mejorará la calidad de vida de los ciudadanos. Así pues, ¡pongámonos en marcha!».
Teóricamente la respuesta de las ciudades es positiva y el año pasado 2.268 ayuntamientos se sumaron a la Semana Europea de la Movilidad. Bruselas concede un premio a las campañas más innovadoras para reducir el uso del coche privado, que el año pasado ganó Bolonia (Italia) por haber organizado un fin de semana sin coches, en lugar de un solo día. Las finalistas, Zagreb (Croacia) y Larnaca (Chipre) fueron reconocidas por aumentar los puntos de carga de vehículos eléctricos y construir 130 kilómetros de carriles bici.