Cuando el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la UE -RASFF- detecta un producto sospechoso, informa al país del que procede, normalmente a través de la plataforma de Internet Windows RASFF, para evitar que se repita el problema. Si persiste, la Comisión envía una carta a las autoridades del país solicitando que adopten las medidas necesarias, que incluyen la eliminación de las instituciones involucradas, el bloqueo de las exportaciones o la propuesta de que intensifiquen los controles.
En 2010, casi uno de cada dos avisos de productos problemáticos se hicieron en las fronteras.
Hay varias clases de notificaciones. La mayoría de las de alerta se detectaron en controles en los mercados. Los riesgos más frecuentes son presencia de microorganismos patógenos, metales pesados, sustancias alergénicas y micotoxinas.
Las notificaciones de información se envían una vez que el riego ha sido identificado, pero no es necesaria ninguna acción de los demás Estados miembros, ya sea porque el producto no ha llegado a sus mercados o porque el riesgo no es grave. Se trata de microorganismos patógenos , residuos de plaguicidas y metales pesados o el incumplimiento de normas relativas a aditivos alimentarios.
La negación del paso por la frontera se debe, sobre todo, a micotoxinas o residuos de plaguicidas.
El comisario, John Dalli, puso como ejemplo la reciente crisis de la bacteria E. Coli «ha mostrado-dijo- la necesidad de que las autoridades difundan rápidamente la información apropiada para que se retiren del mercado los productos peligrosos». Claro que luego añadió «Por supuesto que siempre se pueden hacer mejoras. Extraeremos lecciones de la crisis del E. Coli, que nos ayuden a mejorar el funcionamiento de nuestro sistema de alerta y respuesta».