Los veintisiete acordaron este viernes la congelación de activos y la prohibición de entrar en la UE a 13 funcionarios sirios involucrados en la brutal represión que el régimen está llevando a cabo contra los ciudadanos. Entre los nombres está el de Rami Makhlouf, primo del presidente Bashar al Assad, y al que todos consideran como el «banquero de la familia». Está metido en negocios de telecomunicaciones, petróleo, construcción o banca, controla el 60 % de la economía siria. El que no figura en la lista es el presidente, según algunos para darle una oportunidad de dejar de ejercer la violencia contra su pueblo. Entre las sanciones se incluye un embargo a la venta de armas y equipos que pudieran ser utilizados para la represión.
No parece que tenga intención alguna de cejar en la violencia. Fuentes de defensores de derechos humanos en Siria describen los últimos 10 días en la ciudad de Deraa como una masacre. Cientos de familias huyen de la ciudad de Baniyas ocupada por tanques. Es muy difícil conocer lo que está sucediendo en Siria, los periodistas extranjeros no pueden entrar y por lo tanto no se pueden verificar las informaciones.
El grupo «Revolución Siria 2011» ha colgado un manifiesto en Internet en el que dice al presidente: «La solución es sencilla: deje de disparar a los manifestantes, deje que se desarrollen las manifestaciones pacíficas, descuelgue todas sus fotos y las de su padre, libere a todos los detenidos políticos, instaure un diálogo nacional, autorice el pluralismo político y organice elecciones libres y democráticas en seis meses». Es la primera vez que la oposición al régimen detalla sus peticiones.
Según ONG sirias desde mediados de marzo han desaparecido o están detenidas más de 8.000 personas y al menos 800 civiles han muerto.