La «convergencia interna» es uno de los puntos que ocasiona mayor disensión de la nueva PAC. Con ella Bruselas quiere reequilibrar las ayudas directas a cada país para que los agricultores cobren una especie de tarifa plana sin tener en cuenta la producción o la región.
La CE quiere que en 2019 haya un nivel de convergencia del 75 % por hectárea a nivel nacional, España insiste en que es demasiado elevado y quiere que se permita la flexibilidad suficiente para que todos los agricultores mantengan el nivel de ayudas que han percibido hasta ahora.
Quedan otras medidas por cerrar, como el 30 % de los pagos directos a los agricultores por la aplicación de las medidas ecológicas, o las ayudas a cultivos como el algodón o el tabaco que la UE no quiere subvencionar. También se definirá la figura del agricultor activo, agricultor joven y las pequeñas explotaciones, entre otras cosas.
Después de dos días de intensas negociaciones en Luxemburgo se espera que el jueves quede cerrada la nueva PAC. Para el comisario de agricultura, Dacian Ciolos, «lo más importante es encontrar un compromiso para que los elementos esenciales puedan ponerse en práctica»
Algunos países quieren que los subsidios se basen en el tamaño actual de las propiedades , en lugar de en los niveles históricos de producción.
En la discusión anterior de la PAC los ministros de agricultura podían hacer y deshacer, eso no ocurre ahora. Tras la reforma del Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo ha entrado en las negociaciones y no es tan sencillo llegar a un acuerdo con los eurodiputados.
Según la COAG basándose en datos del Fondo de Garantía Agraria (FEGA), y el ministerio de Agricultura, un agricultor español recibe de media entre un 73 % y un 64 % menos de ayudas que un francés, alemán o británico.
La media anual por beneficiario y año en España está en 5.600 euros, mientras que en Francia está por encima de los 20.000 euros; en Alemania supera los 15.600 y en el Reino Unido en torno a los 18.300 euros. Mientras que los perceptores en 2011 en España fueron 909.000, frente a los 372.000 en Francia, 334.000 en Alemania o 179.000 en Reino Unido.
El informe de COAG, señala que la diferencia está en que a pesar de ese gran número de perceptores, no hay más de 350.000 agricultores profesionales y piden que sean estos los que perciban las ayudas. Es decir, «aquellos que trabajan de forma directa y personal en la explotación, generan empleo en el medio rural y producen alimentos de forma sostenible» dice Miguel Blanco, secretario general de COAG.