Los mandatarios de más de cien países han participado en la reunión extraordinaria sobre el clima, organizada por la ONU un día antes de la Asamblea general anual.
La expectación era mucha, debutaban dos mandatarios de países que no se han caracterizado precisamente por reconocer el cambio climático: el estadounidense Barack Obama y el chino Hu Jintao. Ninguno de los dos ha hecho propuestas que pudieran desbloquear las conversaciones.
Obama ha pedido a los países en vías de desarrollo que tomen medidas para reducir sus emisiones a pesar de la recesión global y ha reconocido las dificultades que cada uno debe sortear en su propio país para adoptar medidas duraderas contra el cambio climático, algo de lo que él sabe mucho.
Por su parte Hu Jintao, presidente del país que más contamina del mundo y la tercera economía mundial, ha prometido una reducción considerable de CO2 de aquí a 2020 pero no ha dicho cifras.
Uno de los pocos que ha concretado ha sido el recién elegido Yukio Hatoyama, primer ministro de Japón. Para 2020 habrán reducido sus emisiones en un 25% con relación a 1990.
El presidente de turno de la UE, el primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt, ha hecho un llamamiento a que se desbloqueen las conversaciones para un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kyoto en 2012, «estamos a 76 días de la Conferencia de Copenhague pero las negociaciones avanzan con demasiada lentitud».
Por su parte, José Luis Rodríguez Zapatero con vistas a su presidencia europea a partirde diciembre ha propuesto a los países industrializados que destinen un 0,7% del PIB a tecnología e investigación contra el calentamiento global.
Entre toda la retórica una voz ha puesto las cosas en su justo sitio, el presidente del archipiélago de las Maldivas, Mohamed Nasheed, portavoz de las pequeñas islas Estado (AOSIS) «cuando los delegados se retiren, la simpatía se desvanecerá junto con la indignación y el mundo seguirá igual que antes». Si el nivel del mar sube como consecuencia del cambio climático, las islas quedarán sumergidas.