Un proyecto de la UE consigue producir el primer queroseno «solar»
Un proyecto de investigación financiado por la UE denominado SOLAR-JET ha logrado producir el primer carburante «solar» para reactores del mundo a partir de agua y dióxido de carbono (CO2). Los investigadores han demostrado con éxito, por primera vez, que se puede producir la queroseno renovable, utilizando luz concentrada como fuente de energía de alta temperatura.
El proyecto se encuentra aún en fase experimental y ha producido solo un vaso de carburante para reactores en condiciones de laboratorio, utilizando luz solar simulada. Sin embargo, los resultados son esperanzadores y permiten pensar que en el futuro podrá producirse todo tipo de carburantes líquidos de hidrocarburos a partir de luz solar, CO2 y agua.
La comisaria europea de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn, es muy optimista «Esta tecnología supone que un día podremos producir un carburante más limpio y abundante para aviones, automóviles y otras formas de transporte. Ello podría aumentar considerablemente la seguridad energética y convertir uno de los principales gases de efecto invernadero causante del calentamiento global en un recurso útil».
En una primera fase, los investigadores utilizaron luz concentrada —luz solar simulada— para convertir el dióxido de carbono y el agua en gas de síntesis en un reactor solar de alta temperatura que contenía materiales basados en óxido de metal elaborados por ETH Zürich. Posteriormente, el gas de síntesis (una mezcla de hidrógeno y monóxido de carbono) fue transformado en queroseno por Shell utilizando el conocido proceso «Fischer-Tropsch».
Aunque la producción de gas de síntesis mediante radiación solar concentrada se encuentra aún en una fase temprana de desarrollo, la transformación de gas de síntesis en queroseno la están realizando ya a escala mundial empresas como Shell. La combinación de ambos enfoques puede proporcionar un suministro seguro, sostenible y manejable de carburante de aviación, así como de gasóleo y gasolina, o incluso de plásticos. Los carburantes derivados del proceso Fischer-Tropsch ya se han certificado y los pueden utilizar los vehículos y las aeronaves en funcionamiento en la actualidad sin necesidad de modificar los motores ni la infraestructura del combustible.
El proyecto SOLAR-JET, se puso en marcha en junio de 2011, tiene una duración de cuatro años, y recibe una financiación de la UE de 2,2 millones de euros con cargo al Séptimo Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico. Reúne a organismos de investigación del mundo académico e industrial (ETH Zürich, Bauhaus Luftfahrt, Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt (DLR) y Shell Global Solutions; a los que se añade ARTTIC, que es el socio encargado de la gestión).
En la próxima fase del proyecto, se va a optimizar el reactor solar y evaluar si la tecnología funcionará en un contexto más amplio y a un coste competitivo.
Encontrar nuevas fuentes de energía sostenible es una prioridad de Horizonte 2020, el programa de investigación e innovación de la UE que se puso en marcha el 1 de enero de 2014 con una duración de siete años. En la convocatoria sobre «Energía competitiva hipocarbónica», que se publicó el 11 de diciembre del año pasado, la Comisión proponía invertir 732 millones de euros en este ámbito durante un período de dos años. Uno de los temas de la convocatoria es el desarrollo de tecnologías de nueva generación para la obtención de biocarburantes y carburantes alternativos sostenibles.