Según la normativa aprobada por el Ecofin de este lunes y martes, los Gobiernos tendrán que enviar a Bruselas sus proyectos de presupuesto para el ejercicio siguiente antes del 15 de octubre de cada año. La Comisión dará el visto bueno o pedirá algún cambio, si cree que las cuentas se desvían de los objetivos de déficit asumidos por el país que podrá atender la petición o no. De esta manera, Bruselas mantendrá una estrecha vigilancia sobre los países que puedan poner en peligro la estabilidad de la eurozona.
El Parlamento europeo se ha comprometido a aprobar esta medida, a cambio de que la Comisión organice un grupo de sabios que debe estudiar la posibilidad de que se cree un fondo europeo de amortización de la deuda y las tan traídas y llevadas euroletras. Este grupo tendrá que presentar sus conclusiones antes de marzo de 2014 y entonces se verá si se va más lejos. Alemania no quiere saber nada de una posible mutualización de la deuda.
También han llegado al acuerdo de estudiar la forma de dar más tiempo a Irlanda y Portugal para devolver sus rescates de 85.000 y 78.000 millones de euros, y dar tiempo a que puedan volver a financiarse en los mercados. La decisión se podría tomar en abril.
Irlanda ha pedido una ampliación de unos 15 años, aunque el propio ministro irlandés de finanzas, Michael Noonan, duda de que sus homólogos le den tanto tiempo.
Los banqueros pueden continuar tranquilos y cobrando Reino Unido no quiere que se limiten sus primas, teme que la City de Londres se quede vacía. Los ministros de Economía de los veintisiete han acordado darse un plazo más largo y volver a negociar con el Parlamento el acuerdo que habían alcanzado la semana pasado y así los británicos podrán pensarlo mejor.
Podrían tomar la decisión sin Londres, sólo es preciso una mayoría cualificada, pero hay otros países que aunque no se oponen abiertamente les va muy bien la postura de Reino Unido. Cómo Alemania cuyo ministro de Finanzas Wolfgang Schauble dice que es mejor esperar «Sería mucho mejor, que dejar aislado a Londres».
Este es un acuerdo fundamental para que entre en vigor el tratado internacional de regulación bancaria Basilea III que tendría que estar funcionando de forma progresiva desde el 1 de enero de 2013.