«Esta es la última reunión programada en la que esperamos que se materialice la decisión de lanzar las negociaciones», señaló Sofía Tsenikli, asesora de políticas oceánicas de Greenpeace Internacional. En cuanto a la fecha final del propio tratado, «depende en realidad de los temas que se plantearán en las negociaciones», nos dijo.
Las aguas de alta mar son un área que conforma casi dos terceras partes de los océanos y cerca del 50 por ciento de la superficie del planeta que actualmente queda fuera de la jurisdicción nacional de los países, informa la Alianza de Alta Mar, una coalición de grupos ambientalistas, en un comunicado publicado el lunes 19.
«Esto significa que es la región más grande de la Tierra sin protección ni leyes», agrega la Alianza.
La falta de regulación de las actividades humanas en los mares internacionales se considera uno de los principales factores que contribuyen a la degradación de los océanos. Entre los temas a tratar se incluyen las áreas marinas protegidas y evaluaciones de impacto ambiental en zonas fuera de la jurisdicción nacional, así como el reparto de los beneficios de los recursos genéticos marinos, el desarrollo de capacidades y la transferencia de tecnología marina.
Al mismo tiempo, las amenazas de la actividad humana, como la contaminación, la pesca excesiva, la minería, la geoingeniería y el cambio climático hacen que sea más importante que nunca un tratado internacional que proteja estas aguas, según la Alianza de Alta Mar.
«Las aguas internacionales del mundo, o de alta mar, son una versión moderna del salvaje oeste, con normas débiles y pocos sheriffs», afirma Lisa Speer, directora del programa de océanos internacionales del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales.
Los estados miembros de la ONU tienen la oportunidad histórica de iniciar las negociaciones para un tratado mundial que proteja, conserve y mantenga casi el 50 por ciento del planeta que se encuentra fuera de las fronteras nacionales, asegura Kristina M. Gjerde, asesora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El proceso de la ONU, que se inició en la cumbre Río+20 celebrada en Río de Janeiro en 2012, ha explorado el ámbito, los parámetros y la viabilidad de un nuevo instrumento internacional en virtud de la Convención sobre el Derecho del Mar (Unclos, en inglés) de 1994, agrega. «Está claro que por ahora la gran mayoría de los Estados la apoyan de forma abrumadora», según Gjerde.
Aunque quedan algunos temas pendientes, la UICN confía en que, una vez que se inicien las negociaciones, se pueda avanzar rápidamente para lograr un acuerdo efectivo y equitativo, agrega. «Con buena suerte, buena voluntad y buena fe, las negociaciones, incluida la fase preparatoria, se podrían realizar en tan solo dos o tres años», afirma la asesora.
En la reunión de Río + 20, los Estados miembros se comprometieron a iniciar las negociaciones del nuevo tratado para fines de la 69 Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015.
La Asamblea General de la ONU debe tomar una «decisión histórica para desarrollar un acuerdo bajo la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar... para la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina fuera de la jurisdicción de los Estados», recomendaba Greenpeace en un documento informativo publicado el lunes.
Lamentablemente, unos pocos países, entre ellos Canadá, Estados Unidos, Islandia, Japón y Rusia han expresado su oposición al futuro tratado. Pero esto podría cambiar, según la organización ecologista. Noruega también se oponía al acuerdo pero ahora respalda la puesta en marcha de un acuerdo sobre la biodiversidad en zonas fuera de la jurisdicción nacional.
Según Greenpeace, Para Estados Unidos, en particular, oponerse a un tratado de la ONU que proporcionaría el marco para crear una red mundial de santuarios oceánicos estaría en contradicción con el liderazgo de Washington en cuestiones oceánicas, tales como el establecimiento de reservas marinas en las zonas económicas exclusivas y en el Ártico, la Antártida y la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
Los grupos ambientalistas dicen que existe un apoyo abrumador a un tratado de implementación de la Unclos de países y agrupaciones regionales en todo el mundo. Entre ellos se encuentran la Comunidad del Caribe, el Grupo de los 77 países en desarrollo más China, la Unión Africana, los 28 miembros de la Unión Europea, además de los estados individuales de Australia, Benín, Brasil, Costa Rica, Filipinas, Jamaica, México, Nueva Zelanda, Pakistán, Sudáfrica, Trinidad y Tobago, Uganda, Uruguay y muchos más.
Karen Sack, directora de la organización humanitaria The Pew Charitable Trusts, dijo que la próxima decisión podría indicar una nueva era de cooperación internacional sobre las aguas de alta mar. «Si los países pueden comprometerse a trabajar juntos en la protección legal de la biodiversidad del alta mar, podemos cerrar las brechas de gestión existentes y asegurar un camino hacia el desarrollo sostenible y la recuperación de los ecosistemas», añadió.
Según la organización ecologista, las aguas de alta mar se definen como el mar fuera de la zona económica exclusiva de un país, que asciende al 64 por ciento de los océanos del mundo, y al lecho marino que yace más allá de la plataforma continental de los países.
Estas áreas representan casi un 50 por ciento de la superficie de la Tierra, e incluyen a algunos de los ecosistemas más importantes para el medio ambiente, amenazados y menos protegidos del planeta.
Sólo un tratado internacional sobre la biodiversidad de los mares internacionales abordaría el marco legal e institucional, insuficiente, fragmentado y mal implementado que, en la actualidad, no protege a los mares internacionales de las numerosas amenazas a las que deben hacer frente en el siglo XXI.