Axel Weber, presidente del Bundesbank y miembro del Consejo del Banco Central Europeo ha anunciado que abandona los cargos el próximo 30 de abril, un año antes de cumplir su mandato. Al parecer, Merkel ha forzado su retirada, tras saberse que no aspiraba a presidir la institución monetaria europea, en sustitución de Jean-Claude Trichet, el próximo octubre.
Figuraba en todas las quinielas de la sucesión y la canciller Angela Merkel contaba con él para restaurar el escepticismo alemán sobre el euro y las finanzas europeas. La estrategia de Berlín pasaba por tener a un alemán al frente del BCE que diera garantías de estabilidad y fortaleza ante la deriva de la crisis financiera. Weber ha sido la representación de la ortodoxia monetaria en la entidad emisora europea.
Su renuncia por «motivos personales» podría esconder claras discrepancias con la doctrina francesa más abierta en economía, con el temor a que otros miembros del Consejo del BCE no le aceptaran o, lo más probable, a la oferta que tiene para vincularse al primer banco privado alemán, el Deutsche Bank.
Se abre, por tanto, la carrera para relevar a Trichet con expectativas inesperadas hasta ahora para el gobernador del Banco de Italia y presidente del Consejo de Estabilidad Financiera, Mario Draghi. Con menos posibilidades, suenan también el finlandés Erkki Liikanen o el luxemburgués Yves Merch.
Pero queda por saber el plan B de Angela Merkel, que no renunciará a colocar a un alemán en el puesto. El europeísta Klaus Regling, que ha trabajado en la Comisión Europea, el FMI y el Ministerio de Economía alemán podría ser el nuevo candidato de Berlín. Habrá que esperar a que se confirme el nombre de Jens Weidman, asesor económico de la canciller, como nuevo presidente del Bundesbank. Previsiblemente, los 27 jefes de Estado o de gobierno de la UE decidirán quién es el sustituto de Trichet en el Consejo de finales de marzo.