Schulz ha participado en Madrid en la conferencia de la Confederación Europea de Sindicatos y después, en rueda de prensa, ha lamentado, sin citar a España, «las cotas desconocidas hasta ahora de paro juvenil» que tienen algunos países. El presidente de la Eurocámara cree que ha fallado la insistencia en la disciplina presupuestaria para ganar la confianza de los inversores. En su opinión, «la combinación ganadora» es llevar de la mano esa disciplina junto a medidas que fomenten el crecimiento y luchen contra el paro juvenil.
«Hay algo que no funciona cuando en Grecia personas con un alto grado de formación se ven obligadas a hurgar en la basura y sean también griegos los que compran los inmuebles más caros de Berlín». Es el ejemplo que pone Schulz para ilustrar el fracaso de las políticas europeas.
Y en esa línea, también se lleva críticas el primer ministro británico, David Cameron, cuyo discurso, según Schulz, «está dirigido a su propio partido», porque la solución no es el euroescepticismo como él lo entiende, «no se trata de renacionalizar la UE, sino de hacer una UE más social».
Se le ha preguntado a Schulz si está de acuerdo con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, al pedir a la canciller Merkel que impulse el crecimiento en la eurozona y Schulz tira de ironía para responder que «Rajoy va a tener que ejercer mucha presión». Sin embargo, está de acuerdo en el fondo de la cuestión y razona que ya que Alemania está volcada en las exportaciones, debería tener interés en que funcione el mercado interior europeo y, por tanto, haría bien en adoptar medidas que también fomenten el crecimiento en los países más agobiados por la crisis.
Ahora su batalla está en defender un «presupuesto ambicioso» para la UE durante los próximos siete años y advierte al Consejo Europeo, que se reúne a comienzos de febrero, de que una abrumadora mayoría de eurodiputados está contra los recortes que proponen algunos Estados y no aprobará unas cuentas que no incluyan inversión en infraestructuras, desarrollo regional, educación, innovación y tecnología.
Schulz afirma convencido que no se puede trasladar a Bruselas el rigor de los presupuestos nacionales. No es posible, dice, que el presupuesto europeo sea deficitario. «Los Gobiernos asumen compromisos para los próximos siete años sin aportar los recursos necesarios», advierte además con el recordatorio de que el Parlamento Europeo tiene, en este caso, la última palabra.