Casi dieciocho millones de espectadores siguieron el último debate entre Sarkozy y Hollande y hoy el favorito, el socialista, lo sigue siendo. El actual presidente, el conservador Sarkozy, se agarra a que las encuestas mienten: «nunca ha habido unas elecciones tan abiertas», ha dicho hoy a la emisora de radio RTL. Los sondeos dan a Hollande entre seis y diez puntos de ventaja.
Los dos candidatos se enfrentaron anoche ante las cámaras en un tono agrio, agresivo, «una lucha sin cuartel», dice el diario Le Parisien, en el que Sarkozy defendió su gestión ante la crisis y Hollande desmontó sus argumentos. El diario Liberation afirma que Sarkozy «golpeó» y Hollande «le envió contra las cuerdas».
En política interior hubo reproches mutuos sobre los planteamientos en educación, inmigración o energía, con descalificaciones sobre lo hecho por Sarkozy o lo que Hollande prevé hacer, pero la economía mandó en el debate.
Hollande subrayó que el paro en Francia ha aumentado más que en Alemania y Sarkozy respondió que Alemania es el ejemplo a seguir y precisamente lo que Hollande rechaza. «Para mí el ejemplo es Alemania, no es España» dijo el actual presidente, un país «al que nadie le gustaría igualar».
En su recurrente crítica a España, Sarkozy dijo que «España paga el doble que Francia por su deuda después de siete años de gobierno socialista». Hollande descalificó la crítica al responder que «cuando Zapatero estaba en el poder le ponía usted como ejemplo, no es justo que ahora le trate así».
El candidato socialista, consciente de las expectativas que su posible triunfo despierta en la izquierda europea, insistió en su mensaje en favor de medidas de apoyo al crecimiento. «Europa hoy afronta un posible resurgimiento de la crisis con la austeridad y eso es lo que no quiero». Hoy Sarkozy insistía en que su rival «promete un gasto de locura». Hollande, tras la resaca del debate, ha señalado que «Sarkozy siempre está dividiendo a los franceses, yo intento unirlos... Corresponde a los franceses decidir».