El motivo de la visita era condecorar al ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica, Didier Reynders, afiliado al partido liberal francófono. Y ya que estaba en Bruselas se ha rendido visita al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso y con al presidente del Consejo Herman Van Rompuy.
Sarkozy vive un momento especialmente delicado, la semana pasada fue imputado por una posible financiación ilegal de su campaña electoral a la presidencia francesa y por si eso no fuera suficientemente peliagudo la acusación es por haber abusado presuntamente de la debilidad de una anciana, la multimillonaria Liliane Bettencourt, dueña de la marca de cosméticos L'Oreal.
Si prosperase la acusación podría terminar en una condena de tres años de cárcel, 375. 000 euros de multa y cinco años de inhabilitación.
Como sucede a menudo en estos casos, responsables de la derecha francesa han ido calentando el ambiente y el juez que instruye la causa ha recibido amenazas de muerte en un sobre que contenía munición.
Sarkozy, ha dicho que su imputación es infundada e «injusta porque nunca durante el ejercicio de sus funciones traicionó los deberes» de su cargo. Ha asegurado que dedicará toda su energía a demostrar su probidad y honestidad. Claro, que si se le cruzan las elecciones a las instituciones europeas por delante a lo mejor dedica su energía a volver a la política.