La discusión ha llegado a Luxemburgo cuyo ministro de Exteriores, Jean Asselborn, ha salido al paso de las palabras de Sarkozy diciendo que «hacer esta amalgama entre la nacionalidad de la comisaria y Luxemburgo es algo malévolo.»
Desde el Elíseo ha habido una enérgica reacción, denunciando como inaceptables «algunas palabras» de la comisaria Reding. El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Pierre Lelouche, cuya sinceridad fue puesta en entredicho por la comisaria, ha dicho que la Comisión Europea «no puede erigirse en censora de los Estados», ha considerado como «desliz» las declaraciones de Reding y ha añadido que no puede dejar que se diga que la Francia de 2010, en el trato a los gitanos, es la Francia de Vichy «un billete de avión de vuelta a un país de origen de la Unión Europea no es lo mismo que los trenes de la muerte y las cámaras de gas.»
Por su parte, la líder del Partido Socialista has dicho que el objetivo del Gobierno ha sido a«temorizar y dividir» y ha insistido en que «es una verdadera vergüenza que en nuestro país se persiga a hombres y mujeres simplemente porque pertenezcan a una etnia y no porque hayan cometido delitos.»
El comisario de Mercado Interior, Michel Barnier de nacionalidad francesa, ha pedido calma, ha defendido el papel de la Comisión como guardiana de los Tratados de la UE pero ha echado un capote al ejecutivo Sarkozy «muchos Gobiernos, no sólo el francés, se enfrentan a situaciones complejas de integración» que no puede «simplificarse en pocas palabras.»
Mientras que el Partido Popular Europeo (PPE), al que pertenece Sarkozy, ha mostrado su apoyo a la Comisión y cree que es inevitable que se le abra un expediente a Francia.