El selecto grupo de políticos y empresarios que asiste al Foro Económico Mundial en la estación de esquí de Davos (Suiza) ha podido escuchar las bondades del euro, el decisivo papel que ha tenido la moneda única ante la crisis financiera y su fortaleza ante el futuro. Lo decía el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y hablaba en nombre propio y en el de la canciller alemana, Angela Merkel.
«Les puedo garantizar que tanto Merkel como yo, nunca, han escuchado bien, nunca, abandonaremos el euro... La cuestión del euro no es sólo una cuestión monetaria, no es sólo una cuestión económica. Es una cuestión de identidad», dijo Sarkozy, quien fue más lejos en su advertencia a los inversores: «aquellos que apuesten contra el euro, tened cuidado con vuestro dinero, porque estamos completamente determinados a defender el euro».
El presidente francés hablaba desde su cargo y desde la presidencia del G20 que ostenta este año y avanzó que tanto Francia como Alemania se disponen a tomar medidas para dar pasos en la integración económica de la zona euro.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, también en Davos, ha recalcado que no hay crisis del euro, pero ha reconocido que es necesario mejorar la vigilancia de los 17 países con moneda única.
Sarkozy ha reiterado en el Foro Económico Mundial su iniciativa de crear una tasa sobre las trasacciones financieras, rechazada en su momento por las pocas posibilidades de que salga adelante si es sólo Europa quien la pone en marcha. El presidente francés cree, sin embargo, que puede ser que un grupo de países líderes dé ejemplo. «Si no queremos ser criticados, es necesario crear fuentes de financiación innovadoras. No es una elección, es algo inevitable».
Para él, permanecen tres riesgos para este año: la deuda soberana, los desequilibrios financieros y la explosión de precios de las materias primas.