Los sucesos recuerdan mucho a los de 2005, esta vez también han muerto dos jóvenes por disparos de la policía. Uno de ellos, de 22 años, ha muerto en la pequeña localidad de Saint-Aignan en el centro de Francia provocando que un grupo de unos 50 gitanos armados con hachas y palos atacaran una comisaría.
Sarkozy, se refirió a esta violencia diciendo que «pone de manifiesto los problemas planteados por el comportamiento de nómadas y gitanos.»
Después de una reunión ministerial de urgencia se ha ordenado el desmantelamiento de 300 campamentos ilegales. Además se ha ordenado la expulsión «casi inmediata» de los gitanos provenientes de Bulgaria y Rumania que hayan cometido algún delito.
El comunicado describe a los campamentos ilegales como «fuente de tráfico ilegal, de nivel de viada terrible, de explotación infantil para pedir limosna, de prostitución y delincuencia.»
El ministro del Interior, Brice Hortefeux, anunció las medidas, que prevén también un intercambio de policías con Rumania, y el envío de diez inspectores de hacienda para "controlar la situación" en algunos asentamientos en los que «muchos de nuestros compatriotas están sorprendidos al observar las cilindradas de ciertos vehículos.»
La oposición socialista relaciona los brotes de violencia urbana con graves problemas sociales y de vivienda en barrios marginales, piden al gobierno que se centre en solucionar esos problemas en lugar de hacer más estrictas las medidas de seguridad.
La comunidad gitana en Francia está formada por unas 400.000 personas, de las que el 95% son francesas. El resto son gitanos de origen rumano, búlgaro y balcánico.
Cuando faltan menos de dos años para la próxima consulta electoral, la oposición acusa a Sarkozy de recurrir a dos de los temas favoritos de la derecha: la seguridad y la delincuencia.