En Villepinte, a las afueras de París, y ante unos 50.000 seguidores, Sarkozy tenía el escenario adecuado para disparar contra Bruselas y lanzar su programa sobre Europa. Primero, el objetivo han sido los inmigrantes y el acuerdo de la Europa sin fronteras, que Sarkozy quiere cambiar para controlar mejor las entradas porque «si en la situación económica y social actual Europa no controla las entradas en su territorio no podrá acoger dignamente a los que llegan y no podrá financiar su protección social».

El candidato conservador quiere un gobierno político de Schengen, similar al que se ha creado para el euro, porque la inmigración «no puede dejarse en manos de tecnócratas y de tribunales... debe ser la expresión de una voluntad política». Así que propone una reforma en profundidad de los acuerdos que armonice el control de fronteras, establezca medidas de gestión de crisis e imponga sanciones a los países incumplidores. Si no se hace en un año, promete que Francia saldrá del espacio europeo de libre circulación.

Comprar productos europeos

Sarkozy quiere otra gran reforma en Europa que potencie la compra de productos europeos, una ley al estilo americano , una Buy European Act. «Europa ha abierto todos sus mercados y los demás no han abierto ninguno» ha dicho el candidato de la UMP, quien apuesta por que las pequeñas y medianas empresas europeas tengan prioridad en la contratación pública. Si en un año, no lo hace la UE, lo hará Francia.

Todavía superado en las encuestas por los socialistas, el mensaje general en un guiño al electorado más derechista, era «cambiar Europa para salvar a Francia». Dice Sarkozy que no habla de proteccionismo, sino de protección y que «si nada cambia, los pueblos de Europa no soportarán mucho tiempo las consecuencias de un `laissez-faire' devastador».