En el balcón del ayuntamiento de San Sebastián cuelga una pancarta sobre la capitalidad europea de la cultura que celebra el nombramiento oficial por la Unión Europea. Ha sido el último paso de un proceso de selección en el que compitieron otras 15 ciudades, de las cuales 5 fueron finalistas: Burgos, Córdoba, Segovia, Las Palmas de Gran Canaria y Zaragoza.
La elección de Donostia recibió protestas desde algunas de esas ciudades, sobre todo, de Córdoba, donde vieron motivos políticos en la decisión del jurado internacional que valoró las candidaturas. La Comisión Europea respaldó al jurado, dijo que San Sebastián merecía ganar, aunque reconoció que la «no violencia» fue un criterio importante para designar a la ciudad.
La polémica se acentuó cuando fue elegido alcalde Juan Karlos Izagirre, de Bildu, quien relevó en el ayuntamiento al promotor de la candidatura, el socialista Odón Elorza. Este jueves, en Bruselas estuvo el alcalde Wroclaw, pero no el de San Sebastián, quien se reunía en su ciudad con representantes políticos e institucionales de todos los partidos para celebrar la designación oficial. Izaguirre ha dicho que «este proyecto consigue lo que otras cosas quizá no consigan, que es la unidad de todos». El alcalde ha afirmado también que la capitalidad cultural europea supondrá una oportunidad para «dar a conocer a toda Europa» la lengua y cultura vascas.
En Bruselas, el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, ha evitado polemizar sobre la candidatura al subrayar «el enorme esfuerzo, la enorme calidad y la gran valía de todas las candidaturas españolas que se han presentado». No obstante, Wert ha respaldado la designación de San Sebastián: «Ha habido un proceso, San Sebastián ha sido la elegida, los ciudadanos de San Sebastián, por supuesto, lo merecen, y ahora se trata de aportar la cuota institucional que nos corresponde como Gobierno para que esa capitalidad sea un éxito».