Según el comunicado de los presidentes de la Comisión europea, José Manuel Barroso, y del Consejo europeo, Herman Van Rompuy, las medidas «se plantean como una advertencia enérgica: la anexión ilegal de un territorio y la desestabilización deliberada de un país soberano vecino no es aceptable en la Europa del siglo XXI. Además, cuando espirales de violencia incontrolables han llevado al asesinato de casi 300 civiles inocentes que volaban de los Países Bajos a Malasia, la situación requiere una respuesta urgente y determinada».
El comunicado señala que a pesar de los reiterados llamamientos a los líderes rusos para que trabajaran por una resolución pacífica del conflicto, no ha habido una respuesta firme.
«Lamentamos decir que, pese a algún mensaje ambiguo de Moscú y contactos como las celebraciones de Normandía y similares, poco se han cumplido las promesas. En la práctica, nuestras llamadas no se han atendido», prosigue el comunicado en el que se afirma que «armas y soldados continúan entrando en Ucrania desde la Federación Rusa».
Se refiere a los retrasos en conceder acceso a los observadores internacionales al lugar del accidente del avión de las líneas aéreas malasias y «las manipulaciones a cuenta de los restos del avión y el trato irrespetuoso dado a los fallecidos».
Barroso y Van Rompuy terminan señalando que «Rusia va a encontrarse cada vez más aislada por sus propias actuaciones. La Unión Europea sigue dispuesta a reconsiderar sus decisiones y retomar sus contactos con Rusia cuando este país empiece a colaborar activamente y sin ambigüedades para encontrar una solución a la crisis ucraniana.»
Las medidas de la UE, en coordinación con Estados Unidos, limitan el acceso al mercado de capitales de la UE de los organismos financieros propiedad del Estado ruso, impone un embargo al comercio de armas, prohibe la exportación de productos de doble uso civil y militar a usuarios del ejército, y restringe el acceso a tecnologías sensibles especialmente en el sector del petróleo. Además se ha publicado un listado de 85 personas y entidades rusas y ucranianas a las que se les prohibe la entrada a la UE y se les congelan sus activos en territorio comunitario.
Se suspende la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), se restringen la inversión y el comercio con Crimea y Sebastopol y se reducirá el nivel de cooperación.
Mientras en Ucrania prosiguen los combates entre las tropas gubernamentales y los rebeldes prorrusos. Docenas de civiles, soldados y rebeldes han muerto en las últimas 24 horas.
Por su parte Rusia ha calificado las medidas de «cortas de vista» y ha prohibido las importaciones de fruta y verdura de Polonia avisando de que podría ampliar la restricción a toda la UE.
Los bancos rusos han dicho que buscarán financiación en Asia y Novatek, una gran empresa de gas que trabaja con la firma francesa Total, dice estar estudiando el impacto de las sanciones en sus alianzas internacionales.
Según el presidente estadounidense, Barack Obama, «Las acciones de Rusia en Ucrania y las sanciones que ya hemos impuesto han hecho a la débil economía rusa aún más débil». Por su parte el ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, ha afirmado que las medidas dañarán a la economía rusa, pero también a la europea.