No nos equivoquemos, el mundo está observando. Con la interdependencia sin precedentes que vivimos hoy, el desarrollo sostenible es la única vía para encarar los desafíos económicos, sociales y ambientales que afrontan miles de millones de personas, y amenazan a nuestro planeta compartido.
Los progresos en el desarrollo sostenible se traducen en alimentos en la mesa de millones de personas que hoy sufren hambre, así como en oportunidades de trabajo decente, en acceso a agua potable y en la capacidad de tomar aire puro y caminar por un bosque lleno de vida.
Además, el desarrollo sostenible asegura que cada mujer tenga iguales oportunidades y que cada niño y niña tenga la posibilidad de ir a la escuela, acceder a saneamiento básico, crecer en un ambiente socialmente inclusivo y aspirar a un futuro promisorio.
Quizá muchos de nosotros somos lo suficientemente afortunados como para dar por sentadas estas bases del desarrollo sostenible. ¿Pero deberíamos hacerlo?
Nuestro sobrecargado planeta afronta un gran número de desafíos: las repercusiones de la recesión económica global, la inseguridad energética, la escasez de agua, los altos precios de los alimentos, las vulnerabilidades ante el cambio climático y la frecuencia y severidad de los desastres naturales, entre otros.
La naturaleza de estos retos nos recuerda una verdad importante: somos uno, y estamos interconectados en infinidad de maneras. Estos desafíos no afectan solo a un país o a una región. Son de naturaleza global y nos impactan a todos.
En el mundo de hoy, lo que ocurre en una parte del planeta puede fácilmente repercutir en otra. No podemos seguir en la misma actitud, viviendo del tiempo prestado y consumiendo recursos como si hubiera cinco planetas.
Río+20 no es «solo otra conferencia de la ONU». ¿Por qué el foro mundial la está convocando? No se trata de adoptar normas y regulaciones a costa de la calidad de vida, sino más bien de estimular y facilitar más sabias opciones para individuos, comunidades locales, negocios y gobiernos.
Combinadas, nuestras opciones determinan la salud de nuestras economías, de nuestro planeta y de nuestra sociedad. Río de Janeiro es una importante oportunidad para asegurar que los líderes del mundo respeten sus compromisos para un mundo sostenible, tanto económica como social y ambientalmente, y para que elijan políticas a favor del pueblo y del planeta.
Una idea que gana cada vez más apoyo son las Metas de Desarrollo Sostenible (MDS), que complementarían a los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio.
Las MDS, aplicables y medibles, le darían una concreta expresión al renovado compromiso político por el desarrollo sostenible.
En Río de Janeiro espero ver acciones para avanzar hacia una economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.
De hecho, varios temas reclaman acción urgente: empleos decentes, especialmente para los casi 80 millones de jóvenes que ingresan al mercado laboral cada año, sistemas de protección social, inclusión social, acceso a la energía, eficiencia y sostenibilidad.
Además, seguridad alimentaria y agricultura sostenible, gestión racional del agua, ciudades sostenibles, protección y administración de océanos y una mejor resistencia y preparación ante desastres naturales.
Los gobiernos también tendrán que decidir con qué marco institucional se puede avanzar mejor en la agenda del desarrollo sostenible y proveer un espacio para que la sociedad civil y el sector privado jueguen su papel.
De hecho, todos los sectores de la sociedad pueden y deben involucrarse en esos temas. Los negocios y la industria pueden desarrollar tecnologías que ayuden a transformar el mundo para mejor, crear empleos verdes e influenciar positivamente la sociedad a través de la responsabilidad social de las corporaciones.
La sociedad civil puede hacer responsables a los gobiernos y asegurar que las voces de los más vulnerables estén representadas.
Los científicos pueden desarrollar soluciones innovadoras para los desafíos de sostenibilidad, y cada uno de nosotros también tenemos una parte, en las decisiones que tomamos cada día.
Río+20 es la conferencia de todos, así como el planeta es también de todos. Sus metas, sus aspiraciones y su resultado nos pertenecerán a todos.
Finalmente, no olvidemos que Río+20 es también una conferencia para las futuras generaciones. Un famoso proverbio indígena estadounidense dice: «No heredamos la tierra de nuestros ancestros, sino que la tomamos prestada de nuestros hijos».
Juntos, participando de un pensamiento creativo, de iniciativas para avanzar y de compromisos voluntarios, podemos lograr consenso y procurar un mundo que haga a nuestros descendientes sentirse orgullosos. Trabajemos unidos para crear el futuro que queremos.
*Sha Zukang es secretario general adjunto de la ONU, director del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales y secretario general de la conferencia Río+20.