Teniendo en cuenta la crisis de Ucrania, la cumbre ha tenido una importancia primordial; aunque curiosamente apenas si ha tenido repercusión mediática.
En el centro del debate ha estado, por supuesto, la cuestión del gas ruso y el gas de esquisto: el gas metano que se extrae de las rocas. También se ha hablado de la posibilidad de «una mayor diversificación de las fuentes de suministro del gas natural licuado (GNL) a los países europeos», por ejemplo desde América del Norte, donde abunda. Aunque sería una solución cara.
En la declaración final de la reunión, hay una referencia clara y precisa a la cuestión ucraniana: «Los recientes acontecimientos han puesto de relieve la necesidad de abordar los desafíos de la seguridad energética», dice el documento que añade una reflexión sobre el peligro de utilizar la energía como medio de coerción política o como una amenaza a la seguridad.
«Las disputas energéticas deben resolverse mediante el diálogo y estar basadas en la reciprocidad, la transparencia y mutua cooperación. Estamos muy preocupados por las implicaciones que sobre la seguridad energética pueda tener el desarrollo de la situación en Ucrania», aseguran los firmantes.
Sobre el tema de la energía entre la UE y Rusia, David Tabarelli, presidente de Nomisma Energia, empresa dedicada a la investigación en el campo energético y medioambiental, ha dicho señala que «Por supuesto, la diplomacia debe actuar, pero no creo que Rusia quiera privarse de un mercado como el europeo».
Tabarelli ha subrayado que no son útiles las sanciones que la UE pueda adoptar contra Rusia «ya que realmente podrían poner en peligro sus relaciones con Moscú». Para el presidente de Nomisma Energía, las economías rusa y europea deben continuar interrelacionadas, «porque son dos mercados complementarios».
Por su parte la ministra italiana de Desarrollo Económico, Federica Guidi, confía en que la diplomacia seguirá fomentando el diálogo entre las partes involucradas. «La reunión de hoy (martes) no ha estado centrada en la crisis de Ucrania, pero todos estamos de acuerdo en que es un tema que debe ser abordado desde el punto de vista político y diplomático. Esperamos que las negociaciones continúen».
En cuanto a la energía la ministra cree que no se debe entender como «un problema de cada estado, sino que debe verse como un asunto de responsabilidad colectiva». Por esta razón, continúa, «hay que centrarse en la diversificación de las fuentes, las rutas y el desarrollo de las infraestructuras y tecnologías.»
Los siete ministros del G-7 han estado de acuerdo en la necesidad de apoyar la diversificación de las fuentes de energía primaria y de las tecnologías de producción y distribución de la misma, en la importancia de establecer un compromiso de eficiencia energética y un uso más generalizado de otras fuentes como las energías renovables, nuclear y otros combustibles.
El desarrollo y la modernización de las infraestructuras ha sido otro tema importante de la conferencia. Por último se ha abordado la cuestión de cómo armonizar las políticas y el marco regulatorio con respecto a los mercados de productos básicos.
Los mecanismos de formación de los precios de la energía y el CO2, la defensa de la competencia, el libre acceso a los mercados y a la infraestructura. Finalmente, las subvenciones a las energías renovables y la eficiencia energética.
La ministra francesa de Medioambiente Ségolène Royal, dijo a la salida de la reunión que «estamos evolucionando hacia una estrategia común que garantice la seguridad y la independencia energética de cada país o grupo de países, que protegerá y ayudará a los Estados a diversificar su 'mix' energético, de manera que no se dependa en exceso de una sola fuente de energía».
Los miembros del G-7, han convenido en que ha sido fácil llegar a un acuerdo ya que todos son conscientes de las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). «Si no podemos limitar el calentamiento global haremos un grave daño a la paz en el mundo, puesto que las guerras se originarán por el acceso al agua potable», ha dicho Segolene Royal.
Aunque en esta reunión se ha hablado mucho de seguridad y poco de sostenibilidad y de energías renovables. Un ejemplo es el punto 9 del documento final, en el que se explica la necesidad de 'proteger' las infraestructuras energéticas críticas, incluyendo las rutas de los petroleros y gaseros «que discurren por áreas de inestabilidad política».
Es preciso, añade el documento «fortalecer la seguridad energética y el crecimiento económico a través del desarrollo seguro y sostenible de los recursos del petróleo y el gas natural, obtenido tanto de fuentes convencionales, como no convencionales».
En resumen, más seguridad, pero para los combustibles fósiles.