Se desconoce la fecha en la que el tren llegará a las inmediaciones del depósito de Gorleben donde hay ya 97 contenedores «Castor» que son las siglas en inglés de Cask for Storage and Transportation of Radioactive Material.
Según, Julien Duperray, portavoz de la fábrica de tratamiento de los residuos, los castors pesan en vacío 102 toneladas a las que hay que añadir otras 14 toneladas de carga. El embalaje es metálico y tiene 40 cm de espesor. Y, asegura, resisten todos los test de seguridad, una caída de 9 metros sobre una superficie indeformable, llamas de 800 grados de temperatura o una inmersión de 200 metros.
Areva organiza más de 750 transportes nucleares por año de ida y vuelta para fabricar combustible «reciclado» que los ecologistas juzgan ineficaz y peligroso.
Laura Hameauz de la organización Salir de lo nuclear, afirma que el convoy transporta una radiactividad varias veces la liberada en Chernobyl o Fukushima.
Son once vagones con los residuos, y tres vagones de viajeros dos de ellos ocupados por las fuerzas del orden.
Alemania ha movilizado a 19.000 policías, nadie conoce el trayecto. Hace un año otro convoy muy similar tardó tres días en completar su camino, los activistas lo mantuvieron parado tres horas en Caen y una noche en Alemania.