En Alemania, a pesar de su política de puertas abiertas, en una manifestación contra la inmigración a la que han asistido más de 20.000 personas se exigió la reapertura de los campos de concentración para confinar a los refugiados, según el diario estadounidense The New York Times.
Hungría está construyendo una valla para frenar la ola de migrantes. Y Eslovaquia ha dicho que solo aceptará a los refugiados cristianos, lo que ha provocado una fuerte condena de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Pero la condena más severa ha venido del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el príncipe jordano Zeid Ra'ad Al Hussein, quien denunció el brutal tratamiento que la República Checa propina a los refugiados.
En los últimos dos meses, varios países de tránsito en la Unión Europea (UE) han aplicado políticas restrictivas contra los migrantes y los refugiados que intentan llegar a los países europeos más al norte.
«Sin embargo, República Checa es la única en someter rutinariamente a estos migrantes y refugiados a la detención durante 40 días, y se dice que a veces incluso más tiempo - hasta 90 días - en condiciones calificadas de degradantes», se quejaba Zeid el jueves 22.
«Según informes fidedignos de distintas fuentes, las violaciones de los derechos humanos de los migrantes no son aisladas ni casuales, sino sistemáticas. Parecerían ser una parte integral de la política del gobierno checo concebida para disuadir a los refugiados de llegar al país o quedarse en él", observó.
«Muchas de estas personas son refugiadas que han sufrido terriblemente en sus países de origen, así como durante su viaje hasta la República Checa. El derecho internacional deja muy claro que la detención de la inmigración debe ser estrictamente una medida de último recurso», recordó.
El Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño hizo hincapié en que la detención de niños y niñas sobre la única base de su situación migratoria, o la de sus padres, es una violación de sus derechos, no responde a su interés superior y no es justificable, afirmó.
Dado que se avecina el frío del invierno, el desplazamiento de refugiados se ha acelerado aun más en los últimos días. Según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, más de 643.000 refugiados y migrantes procedentes de África, Asia y Medio Oriente cruzaron el mar Mediterráneo a Europa este año, y al menos 3.135 murieron en el intento.
El New York Times se refirió a un artículo de un diario alemán que acusaba a los refugiados y denunciaba que en un período de dos semanas habían protagonizado más de 1.000 actos delictivos y requerido 2.000 intervenciones policiales.
"En una época en que uno no puede pasar por la seguridad del aeropuerto con una botella de agua, decenas de miles llegan cada día con poco o ningún filtro", afirmaba el diario alemán. «Queremos frenar la corriente (migratoria), pero para hacerlo también hay que encontrar una solución política a la situación en Medio Oriente, detener la guerra en Siria, y ver a Libia convertirse en un estado de nuevo», ha dichol comisario de Migraciones de la UE, Dimitris Avramopoulos.
«No quiero pecar de optimista. Creo que esta situación va a durar», advirtía el miércoles 21.
El alto comisionado Zeid se refirió a versiones fidedignas que denuncian que los inmigrantes que llegan a República Checa son desnudados y sometidos a cacheo por las autoridades en busca de dinero para pagar los 10 dólares diarios que se cobra a cada persona por su estancia involuntaria en los centros de internamiento.
Las autoridades les exigen ese pago a todos los migrantes, sin fundamentos jurídicos claros, lo que lleva a muchos a la indigencia después de su liberación. «El hecho de que las personas se vean obligadas a pagar por su propia detención es particularmente condenable", recalca Zeid.
El funcionario internacional también expresó alarma porque la política de detención se acompaña de un discurso público cada vez más xenófobo, incluidas las reiteradas declaraciones islamófobas del presidente Miloš Zeman, y una petición pública «contra la inmigración», que propuso el exmandatario Václav Klaus.
Aunque algunas de las condiciones físicas en el centro de internamiento de Bila-Jezová, a 80 kilómetros al norte de Praga, como el hacinamiento, habrían mejorado en los últimos días, debido principalmente a la apertura de otros centros, el alto comisionado precisó que el enfoque básico no ha cambiado.
Instó al gobierno a que tome medidas inmediatas para garantizar el respeto de los derechos humanos de los migrantes y refugiados. Entre esos pasos se «debe incluir el establecer alternativas a la detención que se basen en los derechos humanos, de conformidad con las obligaciones internacionales... de República Checa», dijo Zeid.
«Las autoridades también deben tener en cuenta las preocupaciones expresadas por el comisario de Derechos Humanos del Consejo Europeo, las organizaciones de la sociedad civil e incluso varios representantes del propio gobierno, y las recomendaciones de la defensora del pueblo checa» Anna Šabatová, añadió.
Zeid elogió el informe de la defensora del pueblo, presentado el 13 de este mes, que se refirió a cómo los refugiados son tratados de manera degradante en presencia de sus hijos, que quedan traumatizados por la presencia constante de agentes armados.
La defensora visitó el centro de internamiento de Bila-Jezová y encontró que había 100 niños y niñas detenidos.