En Bucarest se ha abierto este martes una conferencia sobre el uso de los fondos europeos para la integración de la comunidad gitana. Y el discurso de apertura ha sido una sonora bronca del comisario de Asuntos Sociales e Integración, el rumano Laszlo Andor, a sus compatriotas por no gestionar esos fondos de forma eficaz.
«Europa es una de las regiones más ricas del mundo y sin embargo muchos niños y jóvenes gitanos crecen en guetos urbanos o zonas rurales marcadas por la segregación», ha dicho Andor, para añadir que esa situación es «inaceptable en una Unión Europa basada en la solidaridad y la unidad.»
La reprimenda iba dirigida, en primer lugar, a Rumanía, por ser el país con mayor número de gitanos, pero también al resto de los socios comunitarios. Andor aclaró que la UE dispone de medios (el Fondo Social Europeo, el de Desarrollo regional, de Agricultura o de Desarrollo Rural), pero no puede resolver sola los problemas de los romaníes. «Necesitamos una acción conjunta de los Estados miembros, las regiones, los municipios y las organizaciones de la sociedad civil», dijo el comisario europeo. La mitad de los países de la UE tienen programas de ayuda a los gitanos, financiados con dinero comunitario, por más de 17 millones de euros.
Sin embargo, no se han dado cifras de los fondos de que dispone Rumanía para la comunidad romaní. Ni el presidente de Rumanía ni el primer ministro han acudido a la reunión. El viceprimer ministro, Marko Bela, se defendió al afirmar que «Rumanía tiene un marco institucional para encontrar e implementar políticas.»
El comisario de Asuntos Sociales ha destacado la importancia de que «los proyectos que se lleven a cabo deben realizarse con los romaníes, no para ellos. Necesitamos que se sientan copartícipes con las autoridades de cada Estado para que la inclusión sea una realidad en pueblos, ciudades y regiones de toda Europa.»
Andor fue uno de los miembros del ejecutivo europeo más críticos con la expulsión de gitanos en Francia este verano, decidida por el gobierno Sakorzy. En declaraciones a un semanario austríaco, el comisario dijo: «Creo que lo que sucede aquí es un intento de ganar popularidad, de la forma más barata, a costa de un grupo especialmente vulnerable. Pero en Europa no debe de haber ningún espacio para el racismo ni la xenofobia».