Ya hay varias «Europas» a dos velocidades: en el paro, en la economía, en los derechos civiles y ahora se añade la que cobra impuestos en las bolsas. España, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Grecia, Eslovenia, Austria, Bélgica, Estonia y Eslovaquia, van a instaurar a partir del 1 de enero de 2014, el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF). El veto de países como Reino Unido y Suecia ha impedido que se aplique en toda la UE y ha empujado a los 11 países a avanzar en solitario aunque van a colaborar entre ellos.
La tasa gravará con un 0,1 por ciento las transacciones de acciones y bonos y con un 0,01 por ciento las de derivados. Se aplicará a todas las operaciones que se realicen al menos en uno de los 11 países que la han aprobado o cuando el cliente actúe desde una de esas zonas, con independencia del lugar donde se realice la transacción.
Según las primeras estimaciones este impuesto supondrá ingresos de 10.000 millones en Alemania, de 7.000 a 8.000 millones en Francia, más de 6.000 en Italia y unos 5.000 en España, aunque los ingresos finales dependerán del mecanismo de reparto interno que pacten los 11 países participantes. Para evitar la deslocalización de operaciones a la City londinense o a otros centros financieros que no apliquen el impuesto, la Comisión ha previsto una salvaguarda, se instaurará el principio del lugar de emisión, es decir se gravará cuando en la negociación esté implicado alguno de esos estados.
La Comisión ha dejado claro que la tasa no se aplicará a las actividades financieras de los ciudadanos ni las empresas. Es decir que los préstamos, pagos, seguros o depósitos que pueda hacer un ciudadano de a pie no se verán afectados. Quedan exentos del impuesto las operaciones con los bancos centrales y el Banco Central Europeo, con la Facilidad Europea de Estabilización Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilidad y con la Unión Europea.
Responsables de Oxfam han destacado que esta nueva acción «hará que sea difícil para las instituciones financieras evitar la fiscalidad, tanto si se realiza en Frankfurt como en París o en Londres. La ONG ha pedido a los líderes europeos que «destinen una parte importante de esos ingresos a la lucha contra la pobreza y contra el cambio climático».
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