Estas elecciones han llamado la atención del resto del mundo. Todos están expectantes ante la posibilidad de que los «tories» vuelvan al gobierno, o de que por primera vez el tercero en disputa pase a tener lo que aquí llamamos «la llave del poder». Y ahí entra en liza Nick Clegg, el más europeísta de los tres. O a lo mejor resulta que era más europeísta porque sólo así conseguía buenos resultados en las elecciones europeas las únicas, que a los liberal demócratas les dan buen resultado.
TRES CANDIDATOS EN BUSCA DEL VOTO
Gordon Brown, 59 años, apenas lleva tres de primer ministro. Heredó de Blair su puesto, pero no su poder de seducción. Desde su llegada al 10 de Downing Street, su mandato ha estado plagado de obstáculos: El terrorismo, la quiebra del banco británico Northern Rock o las inundaciones más graves de la historia reciente de su país. También se ha enfrentado a la investigación sobre la participación de su país en la guerra de Iraq, el escándalo de los diputados que pagaron con dinero público sus gastos privados y a la crisis económica.
David Cameron, 43 años, es la esperanza del partido conservador para volver al gobierno 13 años después. Comenzó su carrera política preparando los discursos de John Major en la cámara de los comunes. De familia acomodada, ha basado su éxito político en presentar una imagen moderna y atractiva para convencer a los británicos que él es el mejor preparado para sacar al país de la crisis.
Nick Clegg, 42 años, ha sido la gran sorpresa de la campaña. Era un gran desconocido hasta que llegaron los debates televisivos, el 15 de abril. Al día siguiente las encuestas lo situaban como vencedor del debate y tanto conservadores como laboristas le atacaron para evitar que les robaran los votos. Ecologista y europeista ha tenido una vida muy internacional que le ha llevado de periodista en Nueva York a eurodiputado en Bruselas. Ahora amenaza como nunca el tradicional bipartidismo del Reino Unido.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA CAMPAÑA BRITÁNICA
El Reino Unido, siempre tan tradicional en algunas cosas que les parecen propias, ha comenzado a utilizar las nuevas tecnologías: entre ellas... los debates televisivos. Por primera vez se han celebrado 3 debates electorales ante las pantallas de televisión, que han conseguido entre otras cosas encumbrar a un desconocido: Nick Clegg.
Para frenar su avance, los partidos mayoritarios han tenido que echar mano de las nuevas tecnologías. Ya sea con grandes inversiones, o gracias a la labor de voluntarios digitales, laboristas, conservadores y liberal-demócratas han echado el resto ante su nuevo frente electoral, el de las nuevas tecnologías. Todos reciben al internauta con su manifiesto político, habitualmente en vídeos plagados con sus ideas, arengas y sus encuentros con los electores en la calle. Y, por supuesto, sin olvidar las redes sociales mayoritarias.
Con todos estos ingredientes, estas elecciones han generado un gran interés, como lo demuestra el negocio que han hecho las casas de apuestas que esperan unos beneficios de casi 30 millones de euros. Pero la gran apuesta es saber si el hastío contra la clase política dará como vencedor a la abstención. Dentro de unas horas lo sabremos.
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