Cameron considera imprescindible proteger el mercado único y los servicios financieros británicos en la solución que adopten los jefes de Estado y de gobierno en la cumbre del próximo viernes. El primer ministro dice que irá a Bruselas «para defender y promover los intereses británicos», pero subraya también que «lo más importante ahora para Reino Unido es que se resuelva la crisis en la zona de la moneda única».
El jefe del gobierno británico lanza su amenaza a Francia y Alemania: «No votaré una reforma del tratado europeo, si no hay salvaguardas para los intereses británicos». Las mismas que exige si el resto de los socios comunitarios utilizan las instituciones europeas, el Banco Central Europeo o el Tribunal de Justicia para implementar sus planes, ha dicho.
Cameron ha querido distanciarse de los planes de Merkel y Sarkozy, al decir que, en cualquier caso, las medidas que se adopten afectarían a la eurozona. Salía así al paso de las opiniones de diferentes parlamentarios británicos que consideran que cualquier cambio sustancial decidido por los 17 del Eurogrupo alteraría las relaciones con Reino Unido y sería necesario celebrar un referéndum sobre el nuevo escenario.
Desde Downing Street se ha matizado que las propuestas conocidas no requieren una consulta popular porque no hay transferencia de poder de Londres a Bruselas.