Para que Croacia se convierta en el Estado número 28 de la UE es necesario que la adhesión tenga un apoyo de más del 50% de los votantes. El gobierno ha usado como argumentos a favor del sí las garantías de paz y estabilidad que da Europa y mejores condiciones de desarrollo económico. Los euroescépticos, sobre todo, de extrema derecha y extrema izquierda, se apoyan en el fuerte sentimiento nacionalista croata y proclaman que la UE representa una pérdida de soberanía que ha costado mucho ganar, tras la desintegración de Yugoslavia.
Croacia lleva dos años en recesión sin perspectivas inmediatas de cambio y los ciudadanos no ven la solución en Europa. Su PIB per cápita es un 61% menor que la media de la UE, aunque su economía se ha ido vinculando a la europea en los últimos años, principalmente por la inversión extranjera. El primer ministro croata, Zoran Milanovic, dijo esta semana en el Parlamento: «La situación no es buena, pero Croacia no ha tenido una opción mejor que la UE.»
Croacia presentó su candidatura a la Unión en 2003. Las negociaciones comenzaron dos años después y terminaron en junio de 2011. El pasado 9 de diciembre se firmó el tratado de adhesión. Si, como se espera, el referéndum lo ratifica, Croacia será miembro de pleno derecho de la UE el 1 de julio de 2013 y será, tras Eslovenia, el segundo país del club que antes fue parte de la antigua Yugoslavia.