La solución es eliminar las malas políticas y poner en práctica medidas que preserven la salud de la Tierra para las generaciones futuras. Aprovechando el Día Mundial del Medio Ambiente este martes el WFC presentó una agenda de emergencia con 24 medidas críticas, necesarias para conservar habitable el planeta. «Estamos en una Emergencia de la Tierra. Es una crisis increíble. Las políticas son la herramienta más importante para cambiar esto», nos dijo el fundador y presidente del WFC, Jakob von Uexkull. «Pueden parecer aburridas, pero sirven para dar forma a nuestras sociedades».
En 2000, el gobierno alemán creó una política de sistemas de tarifas, que significó una revolución en materia de energías renovables. La iniciativa permitió generar el 22 por ciento de su electricidad a partir de fuentes renovables y crear un sector que empleó a más personas que su potente industria automotriz. «Con las mejores leyes e incentivos adecuados podemos movilizar la inventiva y el espíritu empresarial para conservar un planeta saludable para las futuras generaciones», indica Von Uexkull.
Por otro lado, las malas políticas permiten que las 3.000 corporaciones más grandes del mundo no asuman los más de 2,2 billones de dólares al año que cuestan los daños que causan al ambiente, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. «Si esas empresas se hicieran cargo de los costes, como deberían, muy pocas darían beneficios», remarcó Von Uexkull.
Las 24 medidas propuestas por el WFC incluyen las mejores políticas para acelerar la transición hacia el uso de energías renovables, regular los instrumentos financieros, asegurar ecosistemas sostenibles, otorgar las mismas oportunidades de educación a las mujeres y prohibir las armas nucleares.
Una de las medidas más controvertidas plantea poner una prueba de eco-alfabetismo a políticos, funcionarios públicos, economistas y licenciados en empresariales. «El alfabetismo ecológico es vital para quienes tienen cargos influyentes y de poder. ¿Cómo se les puede tomar en serio si no entienden los verdaderos riesgos y peligros?», observa el presidente del WFC.
La teoría económica tradicional considera que el ambiente es un subconjunto de la economía. Es «profundamente aterrador», según Uexkull, que se tomen decisiones sobre esa base cuando en realidad es exactamente lo contrario: el sistema económico que creamos depende totalmente del medio ambiente . «Muchos economistas realmente creen que si la producción de alimentos colapsa podemos hacer que la economía siga funcionando produciendo más iPods», por ejemplo, apunta.
El alfabetismo ecológico debería ser un requisito legal y formar parte de la educación básica, pues no basta con que la idea esté en el aire, añade.
La primera medida necesaria es inaugurar la elección de un defensor del pueblo para las futuras generaciones en la Organización de las Naciones Unidas y en los países para representar y proteger sus derechos.
También es necesario que las futuras generaciones cuenten con protección legal de la Corte Penal Internacional (CPI) para que considere «castigar los actos que causen daños irreversibles al medio ambiente».
La directora de WFC, Alexandra Wandel señala «la pesca de arrastre, que utiliza el sector industrial y daña el fondo oceánico es un ejemplo de práctica que podría prohibir la CPI», e indica que «Trabajamos con abogados de la CPI para realizar enmiendas apropiadas a los estatus del tribunal».
Otra medida importante es solicitar al sector energético que se haga cargo del coste total de su impacto y eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles y a la industria de la energía nuclear. Con este tipo de iniciativas «explotará» el despliegue de fuentes renovables, señala Von Uexkull.
Los gobiernos también deben sacar (ingresos) de los impuestos al trabajo y pasarlos a los recursos, recomienda el WFC. De esa forma aumenta el coste de los recursos no renovables, al tiempo que se grava la contaminación y se incluye un impuesto al dióxido de carbono.
Las 24 medidas son el resultado de más de cinco años de trabajo de un amplio grupo de expertos con diferentes antecedentes y orígenes, algunos de los cuales están dedicados a estos asuntos desde hace décadas, indica Wandel.
No son medidas que estaría bien que se tomaran, son fundamentales si pretendemos tener un planeta habitable, remarca Von Uexkull.
El WFC ha creado una metodología específica para evaluar políticas que están bien y otorga todos los años el Premio a la Política del Futuro. En 2011 lo ganó la Política Forestal de Ruanda, que logró aumentar un 37 por ciento la cobertura forestal, reducir la erosión y mejorar los suministros de agua y el sustento de la gente.
Consciente de que son propuestas de gran alcance, el WFC propone una campaña mundial de educación pública de cinco años para aumentar rápidamente la conciencia sobre la Emergencia de la Tierra y sobre las opciones que tenemos, así como movilizar apoyos para los cambios clave.
Para llegar al público en general y a los políticos, los organizadores estiman que el presupuesto de la campaña no superará los 100 millones de dólares. Para ello buscan sinergias y apelan a la colaboración de gobiernos, organizaciones intergubernamentales, de la sociedad civil, los medios y grupos de jóvenes.