El acero es un material fundamental en la forma de vida actual. El mismo acero puede ser hoy una bicicleta, mañana una lavadora, uno de los componentes de un coche, la ventana de una casa y ayer un bote de cerveza. Además está estrechamente ligado a la historia de la Unión Europea. Si algo es europeo eso es el acero.
Estuvo en el nacimiento de la Unión que antes fue la Comunidad Europea del Carbón y del Acero . Está en prácticamente toda la UE donde hay 500 fábricas repartidas en 23 Estados miembros. Está estrechamente relacionado con muchos otros sectores a los que abastece, como la automoción, la construcción, la electrónica o la ingeniería mecánica y eléctrica. Es una auténtica industria europea.
Por primera vez desde el de Davignon en 1977, Bruselas propone un plan de acción para el acero en el que se compromete a racionalizar la normativa de forma que se reduzcan los costes para la industria, a adoptar medidas específicas para apoyar el empleo en el sector y para sostener su reestructuración.
La industria europea del acero se ha visto afectada por la menor demanda provocada por la crisis económica y financiera y por la superproducción a escala mundial, a eso hay que añadir que los precios de la energía son elevados y que debe de hacer frente a una gran inversión para fabricar de manera sostenible y menos contaminante.
La demanda de acero en la UE ha descendido un 27 % desde que comenzó la crisis y como consecuencia se ha perdido un 10 % del empleo, aunque no ha sido suficiente para que deje de ser el segundo mayor productor de acero del mundo, con una producción superior a los 177 millones de toneladas anuales, el 11 por ciento de la producción mundial y 360.000 trabajadores.
Las previsiones son de que la demanda de acero en el mundo siga creciendo, la OCDE prevé que para 2025 la demanda mundial habrá crecido hasta los 2.300 millones de toneladas, sobre todo en los sectores de la construcción, el transporte y la ingeniería mecánica pero especialmente en las economías emergentes.
El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Industria, Antonio Tajani, asegura que «La industria del acero tiene un futuro prometedor en Europa. Si continúa siendo líder en productos innovadores, que es su punto fuerte tradicional, puede obtener una ventaja competitiva a escala mundial».
No perder ese tren requiere una nueva estrategia política para el sector
Las diferentes reglamentaciones, que a veces se superponen, requieren una evaluación antes de que termine este año para conocer las cargas que imponen a la industria y su impacto en la competitividad. La CE apoyará la reestructuración de las empresas, promoviendo medidas centradas en el empleo juvenil, la formación de los trabajadores y la ayuda a estos en el caso de que algunas fábricas tengan que cerrar.
Habrá que prepararse para un cambio generacional, la mayor parte de los trabajadores actuales del sector estarán jubilados en 2025. En necesario atraer a los jóvenes para este trabajo y definir nuevas cualificaciones profesionales.
Para apoyar esa adaptación entre 2014 a 2020 estarán disponibles las ayudas para la investigación y la innovación del programa Horizonte 2020, las de la Cooperación de Innovación Europea sobre las Materias Primas, de 280 millones de euros para ese mismo periodo de tiempo procedentes del Fondo de Investigación del Carbón y del Acero, además de las ayudas de los Fondos Estructurales:Fondo Social Europeo (FSE), Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y del Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización (FEAG) para los trabajadores que pierdan su empleo.
La industria siderúrgica europea desarrolla constantemente nuevos tipos de acero para responder a las necesidades de aplicaciones técnicas específicas. Para favorecer la innovación y el desarrollo la CE ayudará en las fases piloto y de pruebas, que son muy caras y comportan riesgos económicos.
Además impulsará la demanda de acero estimulando a otros sectores, como el de la automoción, promocionando los vehículos eléctricos y con otros carburantes alternativos y la construcción. Esta última, especialmente, en la renovación de edificios.
En cuanto al acceso a otros mercados, la Comisión Europea dice que estará impulsado por los acuerdos de libre comercio, especialmente con los países emergentes. La competencia es fuerte. Estados Unidos, que se ha lanzado a la explotación del gas de esquisto ha mejorado la competitividad de su industria desde el punto de vista de los costes energéticos y pronto podría estar en condiciones de convertirse en exportador neto de acero, sobredimensionando aún más el mercado.
En cuanto a la competencia de India, China, la Federación Rusa y Egipto no es muy leal. Tienen restricciones a la exportación de las materias primas y eso encarece la producción europea.
España, número uno en reciclado
La industria del acero de España es la número uno en cuanto a reciclado, su materia prima fundamental. Datos de la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID) que indican que en 2012, las 21 acerías españolas reciclaron un total de 11,2 millones de toneladas de acero, que equivale a un 75 % de la producción total.
España ocupa el primer puesto en el reciclado de acero en la UE por delante de Alemania. La chatarra se recicla en hornos eléctricos que consumen un 20 % menos de carbón, un 85 % menos de agua y un 80 % menos de energía.
El sector emplea en estos momentos a 60.000 trabajadores a los que hay que añadir 2.000 vinculados a la recogida de chatarra. Con la crisis se han perdido 4.000 puestos de trabajo.