El número de catástrofes se ha quintuplicado en el mundo desde 1975. Incendios forestales, inundaciones, o el desbordamiento de una balsa con residuos peligrosos como ha sucedido recientemente en Hungría, provocan tragedias ante las que es fundamental una rápida y efectiva reacción. La UE ha presentado una batería de medidas que hagan más eficaz su intervención.
La UE admite que en la actualidad existe un cierto grado de improvisación que hace que las decisiones de ayuda se retrasen. «En situaciones donde cada hora cuenta, Europa necesita un sistema que pueda garantizar que los elementos clave están disponibles».
Entre otras cosas se propone crear un Centro europeo de reacción urgente que esté operativo de una forma ininterrumpida. Para evitar duplicidades y rentabilizar los recursos al máximo en el nuevo organismo se fusionarán los actuales centros de crisis de ayuda humanitaria y de protección civil. Tendrá información en tiempo real de estas dos áreas, hará un seguimiento de las situaciones de riesgo y coordinará la reacción civil europea en caso de catástrofe e incluso la militar.
Se plantea también, la creación de una célula de reacción europea que coordine los recursos para situaciones de crisis que los Estados miembros pongan de manera voluntaria a disposición del nuevo organismo.
«La estrategia tiene que planificarse con eficiencia y menos coste» ha dicho la comisaria de Ayuda humanitaria, Kristalina Georgieva, quien ha adelantado que se realizará un «análisis detenido» y «una evaluación de impacto» antes de asignar financiación al centro de crisis.
Es probable, ha dicho la comisaria, que haya que llenar las lagunas de algunos Estados miembros que quieran poner medios a disposición de la UE en caso de emergencia dentro o fuera de las fronteras de Europa o destinar recursos cuando los medios de los países que colaboren sean limitados.
Los desastres se han cobrado la vida de 90.000 personas en Europa en los últimos 20 años y causado unas pérdidas de unos 211.000 millones de euros.