Mientras se extiende el uso del teléfono móvil interno, los ciudadanos se limitan cuando viajan a otro país europeo. Según la encuesta paneuropea los recargos por itinerancia tienen también otros efectos. El 28% de los viajeros desconectan su móvil y solo al 8% no le importa seguir utilizándolo. Tres de cada diez no telefonean nunca cuando viajan al extranjero. Dos de cada diez enviarían SMS desde el extranjero del mismo modo que lo haría en su país. Actualmente una carta parte no envían nunca un mensaje telefónico desde otro país de la UE.
Por lo que se refiere al uso de internet móvil en el extranjero, las cifras son aún más catastróficas. La mayoría de los encuestados, el 47 %, jamás enviarían correos electrónicos ni utilizarían las redes sociales en otro país de la UE. Solo una de cada diez personas enviaría correos electrónicos como lo hace en su país, y esa proporción es escasamente de una de cada veinte cuando se trata del uso de las redes sociales.
Por otra parte, los viajeros frecuentes tienen más probabilidades de desactivar las capacidades de itinerancia de datos de su teléfono móvil que los viajeros ocasionales, en una proporción del 33 % y del 16 %, respectivamente. La encuesta parece indicar que eso es así porque los viajeros frecuentes están mejor informados acerca de los costes reales de la itinerancia de datos en Europa que las personas que viajan menos.
Al mismo tiempo, gracias a la legislación vigente sobre itinerancia, asociada a unos precios más bajos, estamos asistiendo, desde 2008, a un extraordinario incremento del 1.500% en la utilización de la itinerancia de datos en la UE. Si se tiene en cuenta que, a nivel nacional, está en aumento el uso y disfrute de los servicios de datos móviles, el hecho de que muchos usuarios se impongan restricciones a su utilización pone de manifiesto una tendencia preocupante, a saber, la pérdida de oportunidades de crecimiento para un sector económico emergente, el de las aplicaciones móviles, y para los operadores móviles.
Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea, ha declarado que «estas cifras son realmente impresionantes. Demuestran que tenemos que terminar el trabajo emprendido y suprimir las tarifas por itinerancia. Los consumidores están limitando drásticamente el uso de su teléfono, lo que, en definitiva, va en contra del interés de las empresas.
No se trata simplemente de un conflicto entre los turistas y las compañías de telecomunicaciones. La itinerancia supone costes suplementarios para millones de empresas y una pérdida de ingresos para el sector de los desarrolladores de aplicaciones móviles. La itinerancia no tiene razón de ser en un mercado único y, por lo que se ve, es una locura a nivel económico.
Aunque el sector económico de las aplicaciones móviles está en pleno auge en Europa, obstáculos tales como las tarifas de itinerancia están frenando a partes de ese nuevo sector y afectan particularmente a aplicaciones de fotografía, mapas y guías de viaje.
Los consumidores no solo limitan el uso de su teléfono móvil en el extranjero sino que, cuando se encuentran en su propio país, el 70 % de las personas también limitan sus llamadas a otros países de la UE por su precio».
La propuesta reguladora de la Comisión en favor de un continente conectado (insta a los legisladores de la Unión Europea (el Parlamento Europeo y el Consejo) a realizar un mercado único de la telefonía y de la navegación por internet. Lo que se pretende es lograr una combinación de obligaciones reglamentarias e incentivos de mercado que lleven a los operadores móviles a generalizar sus planes o paquetes nacionales de manera que, a más tardar en 2016, los clientes de toda la Unión puedan utilizar sus teléfonos y teléfonos inteligentes a precios nacionales en sus desplazamientos por toda la Unión («itinerancia como en casa»). En virtud de las normas adoptadas en 2012, los clientes también tendrán derecho, a partir de julio de 2014, a abandonar a su operador nacional en sus desplazamientos y acogerse al servicio de itinerancia más barato de un operador local del país que visitan o de un proveedor de itinerancia rival del país de origen, sin cambiar de tarjeta SIM.
El problema de la itinerancia era aún más grave hace algunos años, antes de que la UE introdujera límites de precios en 2008. Las consecuencias desde entonces para los consumidores han sido importantes. Se ha reducido un 80% el precio de llamadas y SMS, lo que supone que la itinerancia de datos es ahora un 91% más barata que hace 5 años.
Para la Comisión Francia es un ejemplo claro, los consumidores disfrutan de una supresión generalizada de los recargos por itinerancia, lo que demuestra que es posible que las empresas ofrezcan planes de teléfono que funcionen en toda la UE a un precio único.