Todos los habitantes del barrio Hammarby Sjöstad, un área en desarrollo de Estocolmo son responsables de su desarrollo sostenible, de hecho el modelo de cuidado y administración del barrio ya se conoce en otras zonas del país y se ha exportado como el Modelo Hammarby. Por esto, en 2010, Estocolmo fue la primera ciudad europea en recibir el premio Capital Verde Europea que la diferencia como modelo de gestión medioambiental a largo plazo.
«Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y, en Europa, ese número llega al 80% por lo que las ciudades representan un papel esencial a la hora de mejorar la vida de los ciudadanos. El premio es una excelente oportunidad para informar e inspirar a otros», asegura Sten Nodis, alcalde la ciudad.
Estocolmo ha conseguido reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 25% desde 1990 y se ha propuesto como objetivo dejar de usar combustibles fósiles en el año 2050, para ello, ha integrado el factor medioambiental en cada uno de sus proyectos, presupuestos e informes.
La idea del premio Capital Verde se gestó en una reunión en Tallín, Estonia, en 2006 y fue aceptada por la Comisión Europea en mayo de 2008. Hoy, la iniciativa está respaldada por más de 40 ciudades europeas. La evaluación de las ciudades se basa en varios indicadores: cambio climático, transporte público, áreas verdes, calidad del aire, ruidos, gestión de los residuos, tratamiento de aguas residuales, uso sostenible de la tierra, biodiversidad y educación medioambiental.
Red de transporte eficiente y eco-innovación
En el año 2011 fue Hamburgo, a orillas del Elba y con cerca de dos millones de habitantes, la ciudad que se llevó el premio.
Hamburgo, núcleo industrial, con más de 500 empresas, un puerto internacional y en continua expansión ha tenido que enfrentarse a grandes retos medioambientales y ha optado por el «crecimiento responsable» y el uso inteligente de los recursos naturales.
El 17 % del espacio urbano de la ciudad está ocupado por zonas verdes y un 8´4% de la superficie son zonas de protección de la naturaleza, además, las empresas industriales inviertes cada año más de 45 millones de euros en medidas de protección del medio ambiente, de los que 21 millones se dedican a la protección del agua. Hamburgo ha conseguido recortar sus emisiones de carbono en un 15 % desde 1990 y ha instalado 200.000 bombillas de bajo consumo en 400 edificios públicos con lo que ahorran más de 3 millones de euros en electricidad al año.
Estos son sólo algunos «datos verdes», proyectos que quieren ser inspiradores para otras ciudades y Hamburgo diseñó una estrategia de comunicación especial para diseminar estas ideas, una estrategia apoyada en el «Tren de las ideas», un tour por toda Europa para llevar ideas verdes a Varsovia, Malmö Copenhague, Bruselas, Viena, Barcelona o Marsella.
En 2012, el alcalde de Vitoria-Gasteiz, capital del País Vasco recibía orgulloso este reconocimiento europeo. «No hemos alcanzado este honor por casualidad», explicaba, «ya que el premio es fruto de más de 30 años de compromiso con la sostenibilidad en la ciudad y el compromiso de nuestras ciudadanas y ciudadanos en temas de reciclaje, movilidad y consumo de agua».
El jurado de expertos que evaluó las candidaturas destacó la excepcional calificación de Vitoria-Gasteiz en cinco de los indicadores: cambio climático, transportes, calidad del aires, contaminación acústica y su programa de comunicaciones. En Vitoria, disfrutan de un Anillo Verde de más de 600 hectáreas, tienen dos líneas de tranvía y 90 kilómetros de carril bici, hay unas 200 explotaciones agrícolas ecológicas y han conseguido reducir las fugas de su red de abastecimiento de agua hasta un 9 %.
En estos momentos, la Capital Verde española está inmersa en nuevos proyectos de desarrollo verde como son la recuperación de combustibles de deshecho, la potenciación de la energía solar, el plan de desarrollo de la ciudad con crecimiento urbano cero y la creación de un parque agrícola ecológico.
La revista Time Magazine destacaba en 2004 a Nantes como «la ciudad más habitable de Europa» y 11 años después, en 2013, esta capital del Río Loira, maravilla verde del oeste de Francia, se alza con el título de Capital Verde.
Nantes se ha esforzado, durante la última década, en desarrollar una ambiciosa red de transporte sostenible, enfocada en el transporte público y el uso de la bicicleta, que reduzca significativamente el número de coches y de todas las facilidades a los peatones. Entre los grandes logros de Nantes está el ser la primera ciudad de Francia en reintroducir con éxito los tranvías eléctricos.
Las políticas de transporte han logrado reducir la contaminación del aire y las emisiones de CO2 por debajo de los límites permitidos en Europa.
La economía verde es posible
El año 2014, será el año verde de Copenhague, capital de Dinamarca, y que el jurado ha destacado por sus planes urbanísticos y de diseño, a la vez que por ser ciudad pionera en asuntos de transporte, con el objetivo de ser la ciudad más accesible para los ciclistas de todo el mundo. Su reto está en conseguir que en 2015, el 50% de sus habitantes vayan al trabajo o a su lugar de estudios en bicicleta y así lograr otro ambicioso objetivo, el de ser una ciudad de emisión cero en el año 2025.
Copenhague promueve la eco-innovación a través del trabajo comunitario y las sinergias entre compañías, universidades y ciudadanos que organizan foros, como el «Green Laboratory», para desarrollar e implementar el crecimiento «verde» y exportarlo a otras ciudades.
Bristol ha sido la última ciudad elegida como Capital Verde 2015. Según el jurado, merece este reconocimiento por sus planes de inversión en transporte y energía.
La ciudad ha establecido un presupuesto de 500 millones de euros para mejoras en el transporte en 2015 y de cerca de 300 millones para mejorar la eficiencia energética y las energías renovables para el año 2020.
A pesar de estar en pleno crecimiento económico, las emisiones de carbono han disminuido constantemente en Bristol desde 2005 y se han propuesto convertirse en el centro europeo de la industria baja en carbono, con el objetivo de crear 17.000 nuevos puestos de trabajo en sectores creativos, digitales y de bajo consumo de carbono para el año 2030. Bristol ha demostrado que la economía verde es posible y hace posible el crecimiento económico, en su caso, en 2012, la economía local creció un 4,7% apoyada en la eco-innovación. Modelos reales que convierten las utopías en proyectos, ¿quién será el siguiente?