El texto reconoce el derecho de todos los niños y niñas a un nivel de vida adecuado, «lo que implica una nutrición, educación y protección adecuadas». Pero los datos siguen mostrando que son los más pequeños el colectivo más vulnerable frente a las crisis, las guerras y las catástrofes.
En 2013, según datos de Unicef, 17 000 menores de cinco años murieron por causas evitables, y Save The Children añade que aproximadamente un millón de bebés murieron en su primer año de vida por no tener la atención adecuada. Precisamente la falta de servicios higiénicos y sanitarios es uno de los peores enemigos de los más pequeños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el año pasado 768 millones de personas seguían sin acceso al agua potable, lo que a diario causa unas 1.400 muertes de menores de cinco años debido a enfermedades diarreicas.
Además, los diferentes tipos de violencia provocan que un niño muera cada cinco minutos en el mundo, y Naciones Unidas asegura que en al menos 19 países se sigue recurriendo a niños soldado. Otras veces, para los que consiguen sobrevivir, poder ir a la escuela se convierte en todo un triunfo. La UNESCO calcula que al menos 58 millones de niños de entre 6 y 11 años todavía no van a la escuela, la mayoría en el África Subsahariana. Pero aún hay más, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 168 millones de niños y niñas de todo el mundo trabajan, y de ellos 85 millones lo estarían haciendo «en las peores formas de trabajo infantil».
Mejor que hace 25 años
Aunque las cifras, por muy monstruosas que parezcan, no deberían empañar los logros que se han obtenido en este cuarto de siglo. Y es que a pesar de que todavía queda mucho trabajo por hacer, desde que se firmó el tratado, los menores de cinco años fallecidos cada año son ahora menos de la mitad que entonces, y el número de niños que no va a la escuela se ha reducido en más de un 40%. También se ha mejorado notablemente la situación de las niñas, aún si cabe más vulnerables. Desde 1989 el porcentaje de mujeres que se casaron antes de los 18 años ha descendido cinco puntos.
En un comunicado conjunto, Federica Mogherini, Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea; Neve Mimica, comisario de Cooperación Internacional y Desarrollo; Christos Stylianides, comisario de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis y Věra Jourová, comisaria de Justicia e Igualdad de Género; han aplaudido el «enorme apoyo global» que tiene la Convención y han insistido en el trabajo que aún queda por hacer.
«La Unión Europea se esfuerza a diario para proteger a los niños de prácticas nocivas como la mutilación genital femenina o el matrimonio precoz y forzado», han recordado. Entre sus prioridades también se encuentran la lucha contra la explotación infantil o contra la participación de menores en conflictos armados. «La UE apoyó activamente la campaña de la ONU Niños, no soldados, cuyo objetivo es poner fin en 2016 al reclutamiento y la explotación de los niños por las fuerzas armadas del gobierno en conflicto», han explicado los comisarios.
En su comunicado los comisarios también destacan la valentía de Malala Yousafzai y Kailash Satyarti, recientemente galardonados con el Nobel de la Paz por su trabajo a favor de la educación de las mujeres y en contra de la explotación infantil, respectivamente. Y es que hace dos años era la propia Unión Europea quien recibía ese galardón. «Aquel año, como legado del premio, se creó la iniciativa Niños de la Paz, con el objetivo de asegurar la educación de los menores que viven en zonas de conflicto y en dos años 108.000 menores se han beneficiado del proyecto», se han felicitado.
«La Unión Europea seguirá trabajando en estrecha colaboración con las organizaciones internacionales y organismos de Naciones Unidas», han prometido.