NUEVA YORK (IPS) - Cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó esta semana una resolución contra Siria por abrumadora mayoría, era plenamente consciente de que, a diferencia del Consejo de Seguridad, es políticamente impotente.
La votación el jueves 16 fue de 137 a favor y 12 en contra (incluyendo a China y Rusia, las dos grandes potencias aliadas del presidente sirio Bashar Al Assad), con 17 abstenciones.
Después de que Beijing y Moscú utilizaran la semana pasada sus poderes de veto para bloquear cualquier acción punitiva contra Siria en el Consejo de Seguridad, la ONU quedó atrapada en un callejón sin salida, con pocas posibilidades de resolver una crisis que dura ya 11 meses.
Más de 5.400 personas, en su mayoría civiles y miembros de las fuerzas del gobierno, han muerto en la represión ordenada por Assad contra sus opositores. No obstante, José Luis Díaz, jefe de la oficina de Amnistía Internacional en la sede de la ONU, dijo que el foro mundial todavía tiene opciones. «La inacción del Consejo de Seguridad no es culpa de las Naciones Unidas», sostuvo.
Consultado sobre el futuro, Díaz nos dijo que, aun cuando el Consejo de Seguridad permanezca indiferente, hay muchos otros mecanismos a disposición del foro mundial para tratar la cuestión siria. Destacó el papel de la Comisión de Investigación, creada por el Consejo de Derechos Humanos, así como del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Estos actores pueden seguir reuniendo información sobre la situación en Siria y presentar un caso contra los responsables de crímenes contra la humanidad, señaló. «También estamos pidiendo al Consejo de Seguridad a que refiera el caso a la Corte Penal Internacional», añadió.
Mientras, Philippe Bolopion, director de la oficina de Human Rights Watch en la ONU, señaló que la votación de la Asamblea General significó un «abrumador rechazo al intento de Rusia y China de proteger al gobierno sirio de la condena internacional». Añadió que «es un claro mensaje a los funcionarios sirios de que la gran mayoría de los países en el mundo quieren justicia para las víctimas y el fin de la brutalidad del gobierno». Moscú y Beijing, indicó, «deben evaluar que cada vez están más aislados y poner fin a sus obstrucciones para que el Consejo de Seguridad detengan la sangrienta represión».
La resolución adoptada por la Asamblea General fue virtualmente idéntica a la vetada en el Consejo de Seguridad la semana pasada. La resolución expresa apoyo pleno a la decisión de la Liga Árabe de facilitar la transición política a un sistema democrático y pluralista, promoviendo un «serio diálogo» entre el gobierno sirio y los partidos de oposición.
También llama al régimen de Assad a que detenga todo tipo de violencia, que proteja a su pueblo, libere a todos los detenidos, retire todas las fuerzas armadas de las ciudades y pueblos, autorice manifestaciones pacíficas y permita el acceso sin restricciones de observadores árabes y de los medios de prensa internacionales. Entre los países que se opusieron a la resolución se encontraban Corea del Norte, Cuba, Irán, Nicaragua y Venezuela, adversarios políticos de Estados Unidos.
Díaz dijo que China y Rusia deberían preguntarse cuánto tiempo pueden seguir desafiando a la opinión internacional y oponerse a países que son importantes para ellos. Desde esa perspectiva, la comunidad internacional debe continuar hablando claramente y condenando la represión, afirmó.
La Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos han respondido en forma bastante clara ante la situación, dijo Díaz. «Si el Consejo de Seguridad no ha actuado, sabemos por qué. Por tanto, la inacción del Consejo de Seguridad sobre Siria no es culpa de las Naciones Unidas como un todo», dijo.